ESPECIAL CARNAVAL 2021 LA VOZ 21-02-2021

S U P L E M E N T O E S P E C I A L D O M I N G O 2 1 · 0 2 · 2 0 2 1

ESPECIAL 6

2021

CARNAVAL

Arriba, izqda, Ana López Segovia. Alejandro Leiva, en el centro, con uno de los tipos de la chirigota del perchero. A la dcha, Salvador Fernández Miró en el Concurso de Romancero.A la izqda, la última edición del Carnaval Chiquito. :: LA VOZ

Cuando las callejeras pierden sunombre Algunos de los chirigoteros sinnormas narran el inédito febrerode silencio

Confiesan la gran tristeza general por el motivode la suspensión y revisan el ritual más brillante, transversal y creciente de la fiesta gaditana :: LA VOZ CÁDIZ. Hubo un tiempo, muy, muy le- jano, en el que unCarnaval se alzaba jus- to cuando terminaba el Concurso del Fa- lla. A la sombra de las calles estrechas del casco antiguo o ya cuando empieza a caer la tarde, aparecían grupos de dos o quin- ce, a cantar coplas anormales, ajenas a lanorma y lanormalidad. Escritas enpoco tiempo, ensayadas a lo justo y cosidas con amistad, con complicidad entre los que las cantan y los que oyen. Hubo un tiem- po, muy lejano, en el que al caer el últi- mo telón en el Falla se proclamaba el efí- mero reino de la chirigota callejera, de la letra sin corsé ni puntos, golpe improvi- sado e irreverencia. La esencia de esta for- ma de vida que brotaba, por febrero. Los involuntarios pioneros de los pri- meros años 80, los primeros que pusie- ron rumbo a cualquier sitio sin coger ‘ca- minito del Falla’ tuvieron descendencia. Familia numerosa en los últimos años. Un fenómeno sinmás límite que el que ellosmismos semarcan. Tomaban las ca-

lles del centro desde el Sábado deCarna- val hasta el Domingo de Piñata, y con la idea premeditada de tener prórroga diez días después delMiércoles deCeniza, en el Carnaval Chiquito. Su carácter anár- quico impedía enumerarlas. Desde prin- cipios de siglo, sunúmero se hamultipli- cado, incluso hasta la masificación. Las hay célebres y aplaudidas (incluso hacen bolos), las hay sobre tododemujeres (nin- gún otro apartado del Carnaval ha incor- porado la igualdad a la participación con tanta fuerza), de jóvenes, de puretas, de la provincia, de gaditanos que trabajan fuera y vienen a lo justo. Las ilegales o ca- llejeras, las chirigotas sin reglas, se han convertido en un pilar esencial, brillan- te, transformador y libérrimo, de la ma- yor fiesta gaditana. Pero como todo, en el Carnaval y en la vida, se ha parado.Ahora parece algomuy lejano, algo que se quedó allá por marzo de 2020, atrapado en un ente desconoci- do y gris, temido y añorado, que se llama «normalidad». Este añonoha existido ca- lle. Sus integrantes y sus seguidores las añoran. Puede que la pausa sirva para la reflexión pero las palabras de algunos de sus protagonistas dejan claro que, sobre todo, hay tristeza, nostalgia. JoséManuel Fedriani, desdeKentucky (EE UU), donde vive desde 2018, resu- me la sensación de su grupo, conocido

salir en 1994, porque aquel grupo se di- vidió. Empezó después con unas amigas, en otro formato, más pequeño. Llegó in- cluso el Premio de laCrítica de laAPCcon ‘Las muñecas de Marín’. Sin parar hasta 1994, cuando la enfermedad de un fami- liar la desanimó. Después, en 2014, «es- taba de baja y no pude, me subía por las paredes». Sus recuerdos le hacen incluir una reflexiónsincera a lamelancolía: «No sé si esmás triste dejar de salir cuando no puedes por algún problema personal, tú sola, que lo que ha pasado este año, que- no hayCarnaval para nadie y, por desgra- cia, lo asumes, lo ves venir». Con todo, su inquieto talento no ha podido resistir: «Le pedí unos pregones chiquititos a unos amigos, para que me los mandaran porWhatsApp. Han res- pondido maravillosamente, conmucho ingenio todos, algunosmuy emocionan- tes, con pellizco...». Admite que con su pareja –otro calle- jero legendario,AntonioMato– tenía pen- sadopara este frustrado año formar el dúo ‘Los eméritos’, aunque ya no sabe si guar- dará la idea para 2022 «porque escribimos poco tiempo antes y las cosas cambian mucho». Miguel Albandoz, de la chirigo- ta del parchís, aporta un punto de vista diferente, enriquecedor, el de una perso- na que lleva poco tiempo saliendo: «Sólo he salido seis años pero hay sensaciones

como ‘la del ukelele’ por el tipo que lle- varon una vez: «El Carnaval se vive este año enmedio de toda la tristeza de la si- tuación. Un gran vacío y, desgraciada- mente, todos con cosas más importan- tes de las que ocuparnos. Lo peor fue a partir del viernes que habría sido de la Final, la semana de Carnaval. Te acuer- das de sitios, demomentos y te da un ba- jónmás gordo. Ayuda la esperanza de re- cuperarlo cuanto antes». Tiempos tristes, en todas partes Alejandro Leiva, de la celebérrima chiri- gota del perchero, se toma la abstinencia con humor forzoso, «conmásmono que un enganchado al caballo en los 80. Per- sonalmente no lo estoy llevando muy bien. Sonmuchos años con una serie de rutinas que acababan con esa catarsis co- lectiva que es el Carnaval. Esa sensación de terminarlo con todas las pilas cargadas para aguantar todo el año de estupideces puesme va a faltar. Con decir queme he comprado hasta un taladro… ¡Un tala- dro!». Lleva saliendo ininterrumpida- mente desde 1999. «Es decir, 22 carnava- les consecutivos escribiendo, interpre- tando, cantando, disfrutando…». Coqui Sánchez, profesora, actriz, es una leyenda del Carnaval en la calle. Des- de que debutara enuna chirigota de ami- gos y parejas, en 1985, sólo ha dejado de

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