GURME MALAGA 7 INVIERNO 2023
ENTREVISTA
mente complicado. Este verano hemos estado pagando las coquinas a 50 euros el kilo. Imagina cómo está la cosa… Es evidente que los tiempos son otros. En el producto estáis evidenciándolo e imaginamos en otros aspectos. Al fin y al cabo estamos viviendo una edad de oro –gastronómicamen- te hablando– en la Costa del Sol. ¿De qué manera lo percibís como hosteleros? P.S.: La oferta es más amplia y variada y se encuentra mucha calidad. Antiguamente el que venía a Andalucía de ruta tenía cuatro o cinco apuntados pero ahora Málaga ofrece numerosas propuestas. Hay restaurantes de alto nivel, para diferentes presupuestos y se come estupendamente. Aquí se ha apostado por una hostelería de altura y los amantes de la gastronomía encuentran un destino donde disfrutar a la mesa y con un clima privilegiado. Eso es algo que no tienen otros puntos de España. A.G.: Tal cual. Nosotros solemos cerrar de principios de diciembre hasta marzo y el tra- bajo no falta. Hemos aprovechado en ese tiem- po para hacer reforma y adaptarnos, para dar un paso al frente y mejorar instalaciones. Sabemos lo que queremos y a quienes nos diri- gimos y estamos trabajando muchísimo. Ha sido un verano redondo, la verdad. Esos meses de cierre también vendrán bien para disfrutar del ocio, de la familia… En una profesión tan entregada como esta, con el plus de ser hosteleros, dueños del negocio, ¿cómo se concilia en un trabajo tan entrega- do como este? P.S.: Nosotros cerramos en diciembre y regre- samos en el mes de febrero. Durante la tempo- rada, solo funcionamos de martes a sábado y eso nos da margen para estar con los hijos, con la familia, hacer plan con los amigos… Y la Navidad, ¿sabes la de Nocheviejas que he esta- do currando? No está pagado, en serio. Nos compensa, a nosotros y al equipo, por supues- to, que al final viene a trabajar más contento,
más animado, porque encuentran opciones para conciliar con los suyos. A.G.: Lo de cerrar los domingos que hacen en Los Marinos es un acierto. Ha sido un ejemplo para otros muchos sitios, ¿eh? No lo descarto –comenta entre risas. Aquí, en Oasis, cerramos los martes. Es cierto que es complicado pero cuando baja el trabajo y estamos en tempora- da baja no solemos abrir para el servicio de cena y eso nos da juego para aprovechar y hacer otras cosas. A las cinco o las seis esta- mos listos. ¡Qué diferencia en cuanto a mentalidad entre las generaciones! Seguro que vuestros padres, vuestras madres, se extrañaron cuando deci- disteis ajustar horarios. P. S.: ¡Ya te digo! Mi padre está jubilado, aun- que sigue llegándose al restaurante a ver qué se mueve allí. Cuando le comentamos lo de los domingos y los lunes se echó las manos a la cabeza. Ellos vienen de una época complicada, con necesidades, más escasez, y no se plantea- ban la importancia del descanso, de la conci- liación. A.G.: Tal cual. Lo mismo en mi casa. Mi padre falleció unos meses después de jubilarse. Te das cuenta que lo que disfrutas, las experien- cias que vives, al final es lo que te llevas, lo que te llena, así que paso a paso ajustando horarios y esos aspectos que se pueden ir mejorando para tener bienestar en el día a día. Como profesionales y empresarios, ¿cuál es la mejor recompensa que recibís? P.S.: Primero poder llenar la vitrina por las mañanas. Encontrar buen producto. Después, por la noche, ver que lo has vendido todo, que se ha quedado vacío. La rotación es el indica- dor de cómo están yendo las cosas. A.G.: Y es que diariamente arriesgamos. Te arriesgar al comprar ciertos productos, con los precios que hay, pero bueno. Obviamente tenemos herramientas para hacer cierta previ- sión y conseguir el objetivo: que la vitrina se
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