GURME SEVILLA OTOÑO 2019
ENTREVISTA
el trabajo o cualquier otra cosa. Es el momento de escuchar, ya que si me pongo a contar mis problemas, el cliente se queda desconcertado, porque estaba buscando desahogarse un poco, no llevarse encima los problemas de otro... De todas maneras la mayoría de conversaciones son de temas ligeros. cantidad de gente que me permite conocer. Me encanta y me sé el nombre de casi todos los que vienen, a veces también lo que suelen tomar. Después vas por la calle y te paras cuando te los encuentras, tengo incluso el móvil de muchos de ellos. ¿Cómo actúa si alguien se pasa de tono por la bebida? Aquí no servimos alcohol duro, solo cerveza y vino, con lo que no es frecuente que alguien se pase. Alguna vez han venido ya alegres de comer en otros sitios, pero no suele haber problema. Si acaso llega alguno, hay que actuar con mucha mano izquierda, porque puede incomodar a los demás clientes y alterar la imagen del estableci- miento. ¿ Se forman tertulias escandalosas en Cardenal? Generalmente no, nuestra clientela es de un perfil muy educado. Eso sí, las que hablan en voz más alta suelen ser las mujeres cuando vienen con sus amigas porque se ponen a charlar siem- pre con la que tienen más alejada. ¿Es un bar más de hombres o de mujeres? Vienen muchas mujeres, a veces con sus mari- dos, otras con amigas y otras solas. También vie- nen generaciones muy distintas y en ocasiones se encuentran hijos con sus padres. ¿Se ve jubilándose como hostelero? Me gusta lo que hago y por ahora no me imagino haciendo otra cosa. La hostelería me permite es- tar en contacto con el público y conocer a mucha gente, que es lo que más me gusta. ¿Ha hecho amigos detrás de la barra? Lo que más me gusta de este trabajo es la
“
Lo que más me gusta de esto es la de gente que conozco.
¿Quién es?
Fran Lorenzo es uno de los pilares de un negocio tan familiar que hace sentir como en casa a todo el que lo frecuenta. Junto a sus hermanos, Manuel y Álvaro (antes también con Gori), reparte sonrisas, bromas y ter- tulias con quien atraviesa su umbral, una actitud que le ha convertido en un auténtico personaje entre los vecinos de El Porvenir. Antes que cervezas vendía golosinas en el negocio que tenía su padre, Manuel Lorenzo. También fue charcutero, carnicero, repartidor y encargado en el super- mercado que su familia regentaba en la calle Asunción, Nerol, que antes fue conocido como La casa de las galletas. En Cardenal ha encontrado su sitio definitivo, un bar que parece de barrio pero ha conseguido atraer público de otros lares con sus aires de autenticidad y el carisma que destilan los hermanos Lorenzo.
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