GURME Sevilla Primavera Nº 27

ENTREVISTA

Es un local pequeño pero da para mucho

- Ana Hergueta

Hay lugares que parecen tener alma y eso ocurre con La Vermutera, un pequeño local de la calle Castelar donde el sol entra a raudales a través de su ventana y rebota en el espejo que corona la pared. En este pequeño espacio empezaron Ana Hergueta y Ángel Rodríguez su aventura gastronómica en Sevilla, un rincón dedicado a los vinos y al tapeo con clase que pronto se les quedó pequeño y decidieron mudarse a su ubicación actual, en la calle Mercedes de Velilla. Lo traspasaron a Luis Tejada, un chico de Toledo enamorado del vermú que supo amoldarse a las limitaciones del local y convertirlas en virtudes. Cinco años después Ana sigue pasando con frecuencia por la que fue su primera “casa” en Sevilla y lo hace envuelta en ilusión y una pizca de nostalgia, pero convencida de que será bien atendida y pasará un buen rato. En esta entre- vista nos habla de sus momentos favoritos en La Vermutera y de cómo exprime al máximo cada visita a este establecimiento. ¿Por qué le gusta venir a La Vermutera? Me encanta venir a recordar viejos tiempos. Luis dejó muchas cosas tal como se las dejamos, como las lámparas que hay encima de la barra, que las colgué yo. Detrás del cartel de madera donde pone La Vermutera aún está el nombre de Palo Cortao… A Ángel y a mí nos encanta el local y le tenemos mucho cariño, nos gusta que siga abier- to y que tenga un concepto tan guay y que no suele verse en Sevilla. Luis hace hasta “vermu- sessions” con dj en directo. Es un local pequeño pero da para mucho, tiene muy buen ambiente y es muy acogedor.

Quién es

¿Qué le gusta tomar aquí? Me dejo asesorar por Luis porque confieso que no sé mucho de vermús. Tiene una gran variedad y siempre trae novedades. Y para tomar, nunca faltan las gildas, que están buenísimas. A veces parece que los hosteleros cuando salimos a to- mar algo buscamos cosas complicadas pero todo lo contrario, simplemente queremos disfrutar. ¿Con quién suele venir? Habitualmente venimos Ángel y yo con el niño y en ocasiones traemos a amigos que tienen in- terés por conocer el sitio donde empezamos. De vez en cuando nos apetece hacer un “domingo de vermú” y aprovechamos nuestro descanso para venir. También tenemos clientes en común que suelen venir a La Vermutera y también a Palo Cortao, aunque son conceptos distintos el tipo de cliente es muy parecido. ¿Qué es lo que más le atrae de La Vermutera? Luis, como nos pasa a nosotros, crea sitios que a

él le gustaría encontrar como cliente. A veces pienso: ¿cómo puede dedicar tanto tiempo para recomendar un vermú? Y la respuesta es: porque le encanta. Ha hecho un sitio que Se- villa no tenía porque, como también nos pasa a nosotros, tiene una visión romántica del negocio. Siendo un local pequeño se llenará enseguida. ¿Qué hace si viene y hay demasiada gente? Alegrarme por Luis y venir otro día. No me gusta venir para estresarle más. ¿De qué suele charlar con Luis cuan- do está el local más calmado? Al final no somos capaces de hablar de otra cosa y parece que no podemos parar. Siempre del negocio y del sector.

Ana Hergueta es de Cáceres y estudió Química en Salamanca, pero el universo de los vinos siempre le había llamado y se fue a Córdoba a cursar el segundo ciclo de Enología. Allí conoció a Ángel Rodríguez, un joven de Ciudad Real que estudiaba Ciencias Ambientales pero sentía la llamada de los fogones y decidió cambiar de rumbo. Pasaron por Huesca, Madrid, Cáceres y El Puerto de Santa María antes de arribar a Sevilla y dedicarse por entero a la hostelería, abriendo en la calle Castelar un pequeño espacio dedicado a los vinos de Jerez y un tapeo selecto. La confianza que le dio la clientela les llevó a apostar por un negocio más grande, donde hoy siguen maridando vinos generosos con recetas cada vez más sofisticadas. Ana se entrega con pasión a su quehacer diario y no sabe disimular su amor por la sala.

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