el Modelo de Responsabilidad Personal y Social (MRPS)

y es, concretamente en la escuela, donde estos valores se enseñan de forma explícita con programas educativos y con actividades (p. ej., con el uso de enfoques pedagógicos tales como el MRPS). Además, la educación en valores contribuye al desarrollo emocional y social de los estudiantes, permitiendo afianzar las relaciones sociales mediante el aprendizaje de aspectos como la empatía o el respeto hacia los demás. Esto es especialmente importante en un mundo globalizado donde la diversidad cultural y la convivencia entre personas de distintas procedencias son cada vez más comunes, preparando la educación en valores a los jóvenes para enfrentar los retos del día a día. A su vez, se promueve la participación activa en la comunidad y en el mundo social, aprendiendo aspectos tan importantes como la participación en la vida cotidiana, contribuyendo al bienestar común, lo que permite beneficiar a la comunidad en general y a las personas en particular. Los estudiantes aprenden la importancia de contribuir al bien común y de participar en la vida democrática, desarrollando un sentido de ciudadanía responsable. Por ello, no es de extrañar que en las escuelas se promueva el trabajo de enfoques pedagógicos que busquen ahondar en la educación en valores, buscando la integración con las exigencias curriculares. 2.2. El Modelo de responsabilidad Personal y Social en el currículum educativo El MRPS es un modelo pedagógico que busca integrar la enseñanza de competencias sociales y personales en el currículo académico, en línea con la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOMLOE). Integrar el MRPS en el currículo educativo implica diseñar actividades y lecciones que promuevan estos niveles de responsabilidad. Por ejemplo, en una clase de Educación Física, los estudiantes pueden aprender sobre el trabajo en equipo y la cooperación a través de deportes y juegos. En asignaturas académicas, en cambio, los proyectos grupales y las discusiones en clase pueden ser estructurados de manera que los estudiantes practiquen la escucha activa, el respeto mutuo y la resolución de conflictos. A su vez, la implementación del MRPS en el currículo tiene múltiples beneficios, dentro de los cuales destacamos: mejora el clima escolar, reduce los conflictos, mejora la cohesión entre los estudiantes, mayor motivación, mejora de aspectos como la resiliencia y mayor satisfacción con la enseñanza (Manzano-Sánchez et al. 2021; Valero-Valenzuela et al. 2020) Como se ha destacado en diferentes capítulos de este libro, el MRPS se ha aplicado en diferentes entornos educativos y grupos de edad, encontrando en el currículum en general resultados prometedores. Esto se visualiza desde la etapa de educación infantil con resultados esclarecedores respecto a las posibilidades del MRPS en la educación emocional (Paväo et al. 2019), pasando por educación primaria (Manzano Sánchez y Gómez-López, 2023) y la educación secundaria (Manzano-Sánchez et al. 2021). Con todo ello, se pueden ver los beneficios en variables como la motivación o las necesidades psicológicas básicas y, finalmente, con estudiantes universitarios en sus prácticas con estudiantes (Manzano-Sánchez et al. 2022).

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