Mayores_Cadiz_Numero_04

Mayores_Cadiz_Numero_04

Del 17 al 23 de octubre de 2016 Número 04

La Residencia Fragela promueve la solidaridad en su Semana del Mayor Actividad benéfica

Del 17 al 23 de octubre de 2016 Número 04

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Una deliciosa y cultural salida

La Concejalía de Mayores del Ayuntamiento de San Fernando nos presentó las actividades programadas para el próximo periodo

ENCARNACIÓN ROMERO Residencia de Mayores Cruz Roja San Fernando El pasado 20 de septiem- bre, fuimos un grupo de residentes de distintas residencias de San Fer- nando a desayunar al Bar «La Ceterilla», donde nos sirvieron un fabuloso de- sayuno al que nos invitaba el Ayuntamiento de San Fernando. Tuvimos la oportuni- dad de conocer y estar con otros compañeros de otros centros. Cuando estábamos a

mitad del desayuno apa- reció la alcaldesa para darnos a conocer los ac-

Realizamos una visita teatralizada al Molino de las Mareas del Zaporito

tos que tenían prepara- dos desde la Concejalía de Personas Mayores para el próximo periodo. Una vez terminado el desayuno, nos dirigimos todos al Molino de las Ma- reas del Zaporito donde hemos realizado una visita teatralizada. Nos gustó mucho y, más aún, el trabajo que allí se hacía. Realmente fue una jornada muy divertida.

El Ayuntamiento de San Fernando nos invitó a un desayuno

Los mayores durante la visita al Molino de las Mareas del Zaporito

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ACTIVIDADES DEL CENTRO

Bingo solidario en Residencia Fragela

Con motivo de la Semana del Mayor , este centro organizó una actividad benéfica

MARÍA JESÚS MORENO MARTÍNEZ Residencia y Unidad de Estancia Diurna Fragela

El pasado 4 de octubre, con motivo de la Semana del Ma- yor, hicimos un bingo solidario en el patio de nuestra resi- dencia. Fue todo un éxito y se recogieron muchos kilos de alimentos y productos de aseo. Muchas gracias a todos los residentes, los familiares y los trabajadores que han aportado su tiempo y su dinero para esta obra de caridad.

Residentes del centro Fragela

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Tras cumplir doce años de existencia

zas disminuyen, pero la mi- rada es más libre, la vista más amplia y serena». «Una bella ancianidad es ordinariamente la recom- pensa de una bella vida». «Los que en realidad aman la vida son aquellos que están envejeciendo». «En la vejez no nos deben preocupar las arrugas del rostro, sino las del cerebro». «Saber envejecer es la mayor de las sabidurías y uno de los más difíciles ca- pítulos del gran arte de vi- vir». «Y si fuego es lo que arde en los ojos de los jóvenes, luz es lo que vemos en los ojos del anciano».

Reflexiones tras repasar los álbumes de fotos de Mart&Gall

FRANCISCA GALLARDO Centro Residencial Mart&Gall Ya poseemos un montón de álbumes de fotos que, de la forma más gráfica, presentan valiosas imágenes de los re- sidentes que tuvimos en los doce años que en este 2016 hemos cumplido, de los fami- liares, trabajadores/as, curio- sidades, actividades, instala- ciones, etc. Los miro una y otra vez, las mismas veces que raramente no se me escapan lágrimas, nunca de nostalgia, siempre

La sala del centro donde se guardan los albúmes de fotos

de amor, cariño, emociones… veo que todos cumplimos años, reflexiono y digo:

«Envejecer es como esca- lar una gran montaña: mientras se sube, las fuer-

Visita al Asilo San José para ver una obra teatral

Vitalia Guadalete

El pasado 6 de octubre, un grupo de siete residentes del centro Vitalia Guadalete acu- dieron a una magnífica obra de teatro que tuvo lugar en el Asilo San José. Esta actividad se llevó a cabo para fomentar las relaciones sociales entre grupos de iguales. Según los residentes, pasaron muy bue- na tarde entre risas y disfruta- ron de una deliciosa merien- da todos juntos.

Los residentes que pudieron disfrutar de la obra de teatro

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ACTIVIDADES DEL CENTRO

Arteterapia en la Residencia de Mayores Aura Benalup

La terapia artística es una combinación

entre arte y psicoterapia

INMACULADA CARRANZA AURA Benalup La terapia artística o artete- rapia es una labor que está teniendo en la actualidad un importante crecimiento y cuya finalidad es mejo- rar, recuperar o preservar el mayor tiempo posible las funciones cognitivas me- diante el arte. No es necesario contar con ningún conocimiento artístico previo, los méto- dos son sencillos. En AURA Benalup nos gusta contar con materiales que poda- mos reutilizar como pinzas de madera, cartones, perió- dicos, tapones de botella, hojas de árboles, botones, telas y hasta granos de café. Para nosotros, el reci- claje no es sólo una forma de aportar un granito de arena al cuidado del medio ambiente, sino una original manera de crear ideas como las que se están realizando en nuestra residencia.

Los participantes en estas terapias artísticas

Durante el desarrollo de las diferentes actividades se trabajan objetivos específi- cos como: fomentar la crea- tividad, estimular la memo- ria, la capacidad atencional y concentración, favorecer la interacción social, desa- rrollar la psicomotricidad fina, la coordinación óculo- manual, etc. En AURA Benalup esta- mos obteniendo un grado de satisfacción elevado por los resultados conseguidos ya que, en ocasiones, los tra- bajos sirven para decorar la residencia y, en otras, para regalar a familiares y amigos

(broches, jabones artesana- les, pulseras, crucifijos…).

Para Rafael J.R. «estas clases son entretenimiento y me ayudan a no pensar en los problemas persona- les». Adolfo M. opina que le «hubiera gustado empezar estas clases hace 20 años». Desde los distintos de- partamentos asistenciales del centro, y muy especial- mente desde terapia, cons- tatamos los resultados casi a diario, observando mayor autoestima, imaginación e iniciativa. No hay nada más signifi- cativo que el cambio de ex- presión en sus rostros.

Estas terapias dan resultados a diario: observamos más autoestima e imaginación

Se pretende mejorar, recuperar y preservar las funciones cognitivas

«Desde que asisto a tera- pia estoy mejor, me siento más activa y aprendo mu- chas cosas», nos comenta Isabel M.

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VIDA COTIDIANA

Mi día a día rodeada de una gran familia

Desde que llegué a esta casa he sido muy feliz con mis nuevos compañeros, empleadas y hermanitas, ya que todos juntos forma- mos una gran familia. Soy una persona muy activa y, siempre que puedo, partici- po en todas las actividades que se organizan en la resi- dencia. Todos los lunes acudo al taller de lectura donde lee- mos y aprendemos mucho. Participo en el bingo y los juegos de mesa. Me encan- ta acudir al cine que se pro- yecta en el salón de actos y,

siempre que hay una salida o excursión, soy la primera en apuntarme. De todos los talleres que se hacen en la casa, el que más me gusta es el taller de

das para los móviles y para las gafas, broches… Tenemos también un ta- ller de teatro y, cuando las obras están ensayadas y salen bien, las representa- mos en el Salón de Actos. Aunque me pongo muy nerviosa al actuar en públi- co, siempre repito. Me gusta estar en com- pañía y hablar con los ami- gos que he hecho aquí. Ayudo en todo lo que pue- do. Acudo a misa y al Ro- sario a diario. Soy muy fe- liz en esta residencia y me siento muy querida.

Mercedes está feliz en su nuevo hogar

MERCEDES Residencia Hermanitas de los Pobres de El Puerto Mi nombre es Mercedes y tengo 85 años. Llevo en la Residencia Hermanitas de los Pobres de El Puerto dos años. Mi madre falleció en el año 1985 en esta misma residencia, donde me en- cuentro yo ahora.

Todos juntos formamos una gran familia

costura y manualidades, ya que hacemos muchas co- sas: bolsos, carteras, fun-

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EXPERIENCIAS PERSONALES

Toda una vida

un corazón que no le cabe en el pecho. A la vez es muy alegre y también trabajadora. Ahora trabaja en Sevilla y se encuentra muy feliz, no sólo por el enlace sino que ella es así. La vi muy enamorada y ella es muy transparente. Y tiene un desparpajo que no puede con él. No le da ver- güenza nada. En la Iglesia trincó al novio y no le soltaba. El novio también es muy bueno y la quiere a rabiar. Le deseo mucha salud y mu- cha felicidad ¡a ver si esta vez Dios me hace ese favor! Yo me lo pasé muy bien: es- casa particular. Había que lle- var las sillas de casa y no había pupitres. Era un primer piso y en la planta baja había un de- pósito de un almacén. El suelo era de madera con agujeros y los niños jugaban a introducir por ellos una cuerda a la que ataban un trozo de pan en su extremo para que las ratas lo mordieran. En las casas no había ni agua ni luz corriente. Solía haber un pozo de donde sa- caban el agua. El agua no era potable y había que ir a una fuente pública para poder be- berla. Cuando el pozo de la casa se secaba, por ejemplo en verano, había que traer el agua hasta para limpiar. Como tampoco llegaba la luz eléctri- ca, había que alumbrarse con mariposas o reverberos. Los fines de semana no eran como ahora. No había muchas actividades de ocio y diversión. Sólo en verano, los cuatro domingos de agosto,

Agustina cuenta cómo fue su vida y cómo es ahora

AGUSTINA UED Ntra. Sra. de la Caridad Sanlúcar de Barrameda Agustina vive sola y sus hijos viven cada uno en su casa. Aunque es ciega, tiene una vi- vienda en propiedad y es au- tónoma en la medida de sus posibilidades. En la actualidad piensa que hoy se vive muy bien. «Esto es como el cielo». «Mis primeros recuerdos son de cuando yo tenía cinco o seis años. Corría el año 1937. En esa época había muy po- cos colegios y para recibir un mínimo de formación la ma- yoría de los niños asistíamos a las denominadas «migas». Las clases las impartía una seño- ra que no era maestra en una

Agustina piensa que en la actualidad se vive muy bien

algunos padres llevaban a sus hijos a tomar un helado. En aquella época no había coches, solo había un taxi en el pueblo. La gente se movía en borricos y mulas, no había dinero ni para bicicletas. Había mucha escasez de ropa y la poca que había de- cente estaba en la casa de em- peños. Es sorprendente ver la vida de ahora, ver cómo los hom- bres respetan a sus mujeres,

queda. Ahora que me pongo a contar… también estaba mi hijo, que era el padrino de la novia. Me sentí orgullosa, ya que siempre fue un niño muy lindo tanto por dentro como por fuera. Cuando llegó la noche les dije que ya estaba cansada y me trajeron a la residencia. Ya en mi cuarto, pensaba en el día vivido. Fueron muchas las emociones que sintió mi corazón ese día y, como cada noche al acostarme, lloré, pero esta vez, de alegría. A ti te lo cuento, Ana. Tú querías que te escribiera y ahora tengo la ocasión. Dis- fruté un montón y allí no faltó de nada. éstas trabajan y son indepen- dientes. Antes se dependía del sueldo del marido para poder vivir. Hoy en día las mujeres tienen muy pocos hijos y eso está muy bien, no se les pue- de criar bien cuando son mu- chos. Sin embargo, los niños tie- nen demasiadas cosas y no las valoran. Antes sólo se tenía un muñeco de pasta o de cartón y con eso tenías que jugar».

La boda de mi nieta

ANTONIA BASALLOTE CR Conil Solidario

Ayer se casó mi nieta y por eso voy a escribir lo que viví. Fueron unas horas en las que me sentí feliz, aunque a la iglesia no fui capaz de ir. Creía que no podría resistir porque no me encuentro muy bien de ánimo y no quería meter la pata, así que decidí no ir. Pero al convite sí que fui y cuando la vi llegar, y no es porque sea mi nieta, parecía una diosa. Hasta me puse a temblar de la emoción. Es una niña muy buena y tiene

Antonia Basallote

taban mis cinco nietos, mis sobrinas y sus maridos y también la hermana que me

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Mi infancia

Aquellos amigos hoy pertenecen a distintas escalas sociales ; ricos, pobres y hasta algún que otro «loco»

ANTONIOMARTÍNEZ CR Mart&Gall

Con 9 añitos, la primera co- munión, vestido de marineri- to que es un primor, chocolate con bollos en el patio del cole- gio, luego la estampita y a casa de la tita. Al día siguiente, como ya tienes uso de razón, en el patio del colegio en fila y a can- tar el «Cara al sol». Todos los domingos a misa; el que no va, castigado, pero si eres bueno, excelentes notas has sacado. En el recreo, pelota de tra- po, el trompo o las canicas y un «tente en pie» con queso americano y leche en polvo. Al cuarto de hora suena el pito, toca clase conDonBenito. Sólo un libro de nombre «Catón» y cuando te los has aprendido, a cambiar de colegio que ya eres un empollón. Es verdad que la escuela te ocupaba el tiempo pero también, a partir de las 5 de la tarde, tras merendar, con los niños del barrio a jugar. Un partido de pelota, «queu, queu, queu, corred que viene el queu…».  Las estampitas repes de «Peter Pan» o de «Marceli-

Años de 1950 a 1958, muy pei- naditos a la «miga». Con babi de igual color que los «chicu- cos». La foto en el caballo de San Juan de Dios, porque era Corpus y llevaba calcetines y zapatitos blancos de estreno. Las monjas, con flores a Ma- ría, carrero látigo atrás. Mamá, el Manué me ha «chocao», una moneda y aceite sujetado fuer- temente por un pañuelo para curar el «bollo». Agua con rega- liz, quita hambres, algarroba, gofio, dátiles de las palmeras de Candelarias o San Juan de Dios, palo dulce, pan de higo, acerolas «colorá» eran nues- tras chucherías y, para me- rendar, pan con aceite los que más. Ponme guapo, mamá, que dice Sor Angélica que ma- ñana viene el retratista y ahí lo veis con carita de aplicado, el mapa de España para apren- der, el Ángel de la Guarda que nos guiará para no caer en el pecado.

no pan y vino»; los ídolos del fútbol como Kopa, Rial, Di Sté- fano, Puskas y Gento, porque uno era del Real Madrid. La porfía entraba con el otro que era catalán y decía que Rama- llets, Olivella, Rodri, Gracia, Se- garra, Gensana, Tejada, Evaris- to, Kubala, Kocsis y Zibor, era el porfiar de los chiquillos. Un mecano, el traga bolas y un parchís le pusieron al pri- mo. Capitán Trueno, El Jabato, Roberto Alcázar y Pedrín, nos lo leíamos entero, nos lo re- galaba el abuelo. Chimpampli, Pollín, Ampono, Puchy, Falete, Pureta y Nono, eran esos mo- tes entre mi chiquillería que nos identificaba. A partir de los 10 años, ya son más serias las notas del «cole» y adiós a la niñez. Te meten a monaguillo y a pedir para el Domund. Te inculcan las ventajas de ser

cura o misionero, mi madre dice que no, que le da mucho miedo. La «miga», Colegio San Martín, Mirandilla, Instituto, Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, tu primer pantalón largo, la primera car- ta de amor, la chica de las tren- zas, cuando pasó te miró,… Mi infancia son recuerdos… Todos tuvimos la niñez y nun- ca la olvidaremos, unos me- jores, otros peores, los más, regular pero una cosa es co- mún en todos: «La inocencia e imaginación que tan solo diez años dura, lo digo con resigna- ción». Aquellos amigos hoy en la actualidad pertenecen a distintas escalas sociales; ri- cos, pobres y hasta algún que otro «loco». A éste es al que yo más quiero porque aún me sigue llamando como antes, «Nono». mucha gente, eso me permi- tió abrir mi mente y ver las co- sas de manera diferente. ¡Las vueltas que da la vida! Ahora estoy viviendo en la Residen- cia Dolores Ibarruri de Alcalá del Valle, lo que me permite estar más cerca de mi hijo y la familia. Estoy muy contenta por- que todavía soy bastante in- dependiente, lo que me per- mite contar con mi familia y con estas historias.

América, América...

ÁNGELA R. Dolores Ibarruri «La Pasionaria» Alcalá del Valle Soy Ángela, tengo 87 años y nací en Soller (Mallorca) don- de pasé una niñez muy feliz. Me gusta recordar cuando íba- mos a pescar en nuestro bote. Siendo joven me fui a Estados

Unidos a trabajar, con mis amigos. Trabajé en Pasadena (California), donde conocí a un asturiano con quien me casé… (pero eso es otra historia) Luego de unos años, volví a Mallorca donde nació mi hijo, allí estudió y vivió hasta su ju- ventud. Actualmente trabaja en un instituto de la ciudad

de Ronda. Tuve la posibilidad de viajar a varios países don- de aprendí idiomas y conocí a

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EXPERIENCIAS PERSONALES

Una historia de superación y valentía

cia de la nieve y me hundí. No pude sacar el pie. En ese mo- mento pasaba un tren por la vía en la que me encontraba. Por mucho que intente avisar al tren fue imposible que pa- rara a tiempo y perdí la pierna derecha. Tras el atropello me intro- dujeron en un turismo que había en la estación y, tras un kilómetro de marcha, se le apagaron las luces. Tuvo que volver a la estación para que oyeran el claxon del vehículo para socorrernos. Me metie- ron de nuevo en otro vehículo,

esta vez un furgón, y me man- daron a Guadix para ser aten- dido de urgencias. Durante el trayecto, a la máquina se le atrancó el regu- lador y quedó parada. El jefe de tren mandó a un jefe a la estación para que llamara a Guadix para que viniera otro vehículo. En fin, el accidente fue a las 3.45 horas y el doctor no me atendió hasta las 7.00, mandándome a la capital para que me operaran. Estuve tres meses, y dos de ellos boca arriba sin poder moverme. Llevaba casado dos

meses y tres día con mi mu- jer. A los cuatro meses salí de la clínica. La recuperación fue lenta, y a los tres años del ac- cidente conseguí andar por mí mismo con una prótesis. En 1958, nació mi primer hijo, y con ello vino la alegría de nuevo a mi vida, dándome fuerzas para volver a ser feliz tras aquel fatídico día. Tenía tan solo 27 años, pero eso no me impidió volver a levantarme cada día con ga- nas de trabajar, recuperarme y tener una vida normal, plena y feliz.

Recuperación tras un accidente laboral en 1957

Residencia Hermanitas de los Pobres

Día 18 de enero de 1957, en la estación de Renfe que se lla- ma Huenja. Era de noche y me encontraba descansando para empezar a las 20.00 horas mi jornada de trabajo, ya que era ferroviario. Mi compañero de trabajo tuvo que ausentarse antes de tiempo, ya que su hija se puso en enferma y tuvo que llevarla al pueblo que se encontraba a cinco kilóme- tros de distancia. Me llamaron para ver si estaba disponible y comenzar antes mi trabajo y dije que sí. Nevaba desde las 12.00 de la mañana. Hacía mucho frío, unos -9º. Sobre las 23.50 el cielo estaba raso. A las 24.00 horas salí a la calle y estaba nevando de nuevo. Esa noche era de miércoles a jueves y a las 3.45 tuve la mala suerte de meter el pie en un hoyo que había en el suelo, a consecuen-

Recuerdos que me llevaron a mi niñez

mí, esta actividad fue muy emotiva, ya que me trajo mu- chos recuerdos de la infancia, pues desde pequeño he es- tado trabajando con el gana- do (burros, caballos, gallinas, etc.) porque mis padres te- nían tierras. No pude contener las lágri- mas ante un espectáculo tan bonito, que me hizo revivir muy buenos momentos. Lo mejor de todo es que mi com- pañero estuvo a mi lado y dis- frutaba al verme feliz.

FRANCISCO ESCORZA Vitalia Guadalete S.L.

se trasladó al centro Vitalia Guadalete, ubicado en Jerez de la Frontera, desde hace siete meses me he mudado y estoy viviendo de nuevo con él. Nosotros estamos siempre juntos. Ahora os voy a contar mi última aventura vivida con él y con otros de mis compañe- ros. El pasado 5 de octubre

tuvimos la oportunidad de asistir a la Gala del Mayor, que tuvo lugar en la Real Es- cuela de Arte Ecuestre para ver un espectáculo llamado «Cómo bailan los caballos andaluces». Allí pudimos ver diferentes tipos de caballos trotando, saltando, haciendo coreografías en grupos y ca- rros tirados por jinetes. Para

Me llamo Francisco Escorza Murillo, tengo 81 años y soy de Algodonales. En este pue- blo he vivido mucho tiempo en una residencia de mayo- res, pero como mi compañe- ro de habitación, con el que mantengo una gran amistad,

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10 Pinceladas autobiográficas

do mis padres se mudaron a La Línea de la Concepción, donde he pasado toda mi vida. Así pues, me conside- ro totalmente linense. Mi padre, sastre de profesión, me enseñó a coser. Sin em- bargo, el corte lo aprendí en Barcelona, en la prestigiosa Academia Muller. Una vez finalizado el ser- vicio militar, me encargué de la sastrería que regen- taba mi padre. Mi cliente- la era lo más selecto de La Línea, Gibraltar y la colonia hebrea. Aquí en mi tierra soy una persona muy querida y po- pular. He sido invitado a todos los eventos de relevancia que han ido surgiendo a lo largo de estos años tales,

Una vida de trabajo y éxito como sastre

MODESTO RODRÍGUEZ Residencia de Mayores de Diputación de Cádiz Os voy hablar a grandes ras- gos sobre mi vida. Aunque poca gente lo sabe, nací en Puente Mayorga, una pe- danía del municipio de San Roque, un pueblecito ubi- cado en la bahía más boni- ta que he visto en toda mi vida. Sus aguas, cristalinas antaño, bañan las costas de Gibraltar, La Línea, San Ro- que y Algeciras. Y en frente, al otro lado del Estrecho… Marruecos. Tendría yo un año cuan-

Modesto ha podido dedicarse a su pasión: la costura

como bautizos y bodas, me- nos a la mía, ya que soy sol- tero. Mirando atrás en el tiem- po, puedo decir que he sido una persona feliz, he viajado por todo el territorio espa- ñol y parte del extranjero. He podido dedicarme a lo que más me ha apasionado,

que ha sido, sin duda, la cos- tura, el corte y la confección. Hoy en día, a mis casi 90 años de edad, me encuentro ingresado en la Residencia de Mayores de Diputación de Cádiz donde me encuen- tro muy bien atendido. ¡Y aquí estaré hasta que Dios quiera!

Dolores, una artista que quiso permanecer en el anonimato

DOLORES SARquavitae Monte Alto

do era niña pintaba todas las paredes de mi casa con car- boncillo de la lumbre. Mi ma- dre, la pobre, venía detrás limpiando, aunque a veces dejaba algún dibujo que le gustaba. Ya cuando fui mayor me fuí a vivir al Puerto de Santa María y un día paseando vi un anuncio donde enseñaban a pintar, así que me apunté. El profesor se ponía detrás de mí para ver cómo pintaba, porque mis pinturas parecían que se salían del cuadro.

Algunos de mis cuadros los pusieron en una exposi- ción en el Casino del Puerto. Muchos quisieron que ven- diera mis pinturas pero yo no vendí ninguna. En casa tengo una habitación llena de cua- dros. De todos los que he hecho, los que más me gustan son los de flores porque me re- cuerdan a mi pueblo. Cuando vine a vivir a Monte Alto, no dudé en traerme uno de mis primeros cuadros para deco- rar mi habitación.

Yo nací en la huerta de una tierra preciosa con árboles frutales, había manzanas, peras, membrillos y también uvas, melones y sandías. En la primavera florecían los ro- sales que se enganchaban en los árboles y los llenaban de rosas. Mi pueblo se llama Dolores, como yo, y está en Alicante. Siempre me ha gustado mucho dibujar y pintar. Cuan-

Dolores en el centro SARquavitae

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EXPERIENCIAS PERSONALES

Memorias de un marinero

«¡Andrés, hay una persona viva entre los cables!»

ANDRÉS SARquavitae Monte Alto

Me llamo Andrés, fui patrón de pesca de altura durante 43 años de mi vida y resido en el Centro SARquavitae Monte Alto de Jerez de la Frontera. La anécdota que les cuento a continuación tuvo lugar allá por el año 1972, durante una de mis pri- meras singladuras. Serían como las tres de la ma- drugada de una noche sin luna, negra como boca de lobo. Estábamos faenando un poco al norte del Cabo Blanco del Sur, como a milla y media de tierra, cerca del poblado de La Güera, an- tiguo Sahara español, con la mar tranquila como una balsa de aceite. De repente, entró en el puente Antonio, nuestro maquinista, gri- tando despavorido porque había visto un par de ojos entre los cables que tiraban del copo. Imposible, porque allí, en plena costa Sahariana, no había alma humana vivien- te en muchas millas.

Andrés relata uno de los episodios que más miedo le dio durante su trabajo como patrón de pesca

estaban, entre los cables del copo, dos ojos enormes y escalofriantes que nos mi- raban fijamente y que apa- recían y desaparecían por momentos. ¡Madre de Dios!, no me llegaba la camisa al cuerpo y esos ojos ahí, en- tre los cables. No sé cómo vencimos el pánico e iza- mos la red a cubierta, pero allí no había nadie, salvo la captura y un agujero en la red como de medio metro de diámetro. ¿Y los ojos? Volvimos a mirar des- de la barandilla de popa y nada. Habían desaparecido, se los había tragado el mar,

nunca mejor dicho. Segui- mos faenando y al amane- cer ya teníamos la cubierta

mar como de 400 kilos que estaba merodeando alrede- dor del barco. Y no estaba solo porque en cuanto comenzamos a tirar por la borda el despo- jo de la preparación de la pesca, aparecieron, como auténticos torpedos, una enorme cantidad de «ojos» a disputárselo. Eran lobos marinos de una colonia cer- cana que pude ver con los prismáticos cuando acer- qué el barco a la playa. Y así, colorín, colorado, termina el cuentito de uno de los sustos marinos más grandes de mi vida.

Aparecieron una enorme cantidad de «ojos»

Eran las 3 de la madrugada de una noche sin luna

a rebosar de captura. Co- menzamos a prepararla para meterla en las cajas de bodega cuando nos dimos cuenta de la razón del sus- to: los ojos escalofriantes eran de un enorme lobo de

Detuve el barco y encen- dí los focos de popa. Y allí

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Los hermanos Sigüenza Recuerdos de Paco y Manolo, dos hermanos de Cádiz que, actualmente, comparten su día a día en SARquavitae Micaela Aramburu

PACO Y MANOLO SIGÜENZA SARquavitae Micaela Aramburu

«Somos Manolo y Paco, hermanos na- cidos en Cádiz, exactamente en la ca- lle Desamparado y calle San Francisco. Desde pequeños, siempre juntos y ya viudos y con algunos añitos más, echa- mos el día a día en el centro SARquavi- tae Micaela Aramburu. Juntos fuimos al colegio La Viña, ni- ños responsables, con buena educación y muy de casa». A Paco, el mayor de tres hermanos, muy estudiante y apasionado de la lec- tura, lo describe su hermano como «es- tudiante de cerebro», y Manolo, 13 me- ses más pequeño que Paco, algo menos estudioso pero muy habilidoso, se des- cribe a sí mismo como «estudiante de manos», ya que se le daban muy bien desde pequeño los trabajos manuales. «Recuerdo que, mientras mis hermanos estudiaban, yo hacía bolsitas para guar- dar los bolindres, también llamados ca- nicas». «Nuestro padre tenía una peluque- ría/barbería, ¡qué buenas partidas de ajedrez echábamos! Los dos éramos igual de buenos jugando. Yo, Paco, al finalizar el colegio me co-

loqué de botones en el banco. Sí, de bo- tones. Y, poco a poco, fui ascendiendo hasta llegar a jefe interventor y jefe de cartera».

tro sastre. Pero como la vida da muchas vueltas y te pone retos en el camino, fi- nalmente me prejubilé como vigilante de jurado en la aeronáutica. Actualmente, compartimos el día a día en la residencia, en la cual estamos estupendamente. Diariamente leemos el periódico y comentamos las noticias más interesantes. Además participa- mos en las actividades que nuestras «señoritas» nos mandan: bicicleta, cál- culo, escritura, manualidades… ¡No fal- tamos ningún día a la cita! Aprovechamos para mandar un salu- do a todos nuestros compañeros y tam- bién para los familiares».

Participamos en las actividades de la residencia

«Yo, Manolo, con mucha maña para la costura desde muy pequeño, pasé desde aprendiz de costura, ayudante a cortador y oficial de taller hasta lo que a mí realmente me gustaba ser, maes-

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