CONSTANTINO RIBALAIGUA
Rey de los Coteleros
Por JACK CUDDY
(De la Uiiited Press.)
UN grupo de nosotros estaba en el bar del "Hotel Na
cional", escuchando con gran atención a Joseph Her-
gesheimer, el complicado novelista norteamericano, dar
una erudita conferencia sobre Cari Hubbell, el pitcher de los
"Gigantes", en la cual lo presentaba como ejemplar magní
fico de una raza de verdaderos americanos que va desapare
ciendo, cuando de una manera u otra la conversación derivó
hacia un tema muy diferente: el de la bebida. Y sin una sola
voz en contrario, se convino prontamente en que beber para
el turista es el deporte nacional de Cuba.
Fué entonces cuando surgió el nombre de Constantino Ri-
balaigua, un señor que no figuraba en aquel grupo reunido
en el lujoso Bar Nacional; pero que no por eso, dejaba de
merecer el título de Rey de los "Cocktails" de Cuba, lo que
equivale a decir campeón en el primer deporte de la Isla.
Oímos por primera vez el raro apellido de Ribalaigua,
cuando el cantinero que nos servía susurró su nombre. Ex
puesta lo que en cierto modo venía a ser una candidatura
designamos un "comité de uno" para que telefonease al
"Sloppy Joe's", al Plaza, al Sevilla y a Prado 86, inquiriendo
opiniones autorizadas. Las que coincidieron en proclamar
que nuestro cantinero tenía razón. Todos los votos favo
recían a Constantino Ribalaigua.
Más tarde, cuando ya me encontraba dedicado a observar
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