de cifrarse, por ejemplo, siguiendo las distintas localizaciones geo-
gráficas que ocupó el Colegio durante los años cuarenta, cincuenta y
sesenta. ¿Cuál es tu recuerdo de aquellos lugares?
Jorge fabra utray:
Yo empecé a los cuatro años en el Colegio “Estudio”
en el chalet, en la casa, en el edificio con jardín que tenía el Colegio “Es-
tudio” en la calle de Oquendo. Ahí transcurrió mi primera infancia hasta
que empecé aquí, en Miguel Ángel 8, la clase VII, que era el curso en el
que comenzaban los pequeños a vivir la experiencia de “Estudio” de
Miguel Ángel, 8.
carlos hernández Quero:
En la estela de aquellas aventuras pedagógi-
cas truncadas en 1939, la filosofía de “Estudio” creía que, además de
enseñar y transmitir conocimiento, había que educar, pues la educa-
ción era una poderosa herramienta para la transformación individual
y colectiva. Ello dio lugar a muy distintas prácticas que se separaban
de la ortodoxia pedagógica vigente: el contacto con la naturaleza, la
coeducación, el repudio del aprendizaje memorístico, etc. Pero, tal
vez, la más llamativa de las propuestas de “Estudio” bajo el franquis-
mo fuera la puesta en marcha de un sistema democrático de repre-
sentación del alumnado. ¿Qué puedes contarnos de tu experiencia
en la Asociación de Alumnos de Estudio?
Jorge fabra utray:
Efectivamente esto era una novedad y una singulari-
dad en el Colegio “Estudio” que contribuyó muy positivamente a nues-
tra formación. En las clases elegíamos nuestros delegados: había presi-
dente, secretario y vocales que elegíamos después de presentar las
diferentes candidaturas. Recuerdo que con periodicidad teníamos una
reunión de curso, donde asistía un profesor tutor y donde los delegados
elegidos y los compañeros de clase discutíamos y tratábamos los temas
que nos importaban: una excursión, organizar una obra de teatro, un
concurso de cuentos o cualquier problema o cuestión que nos preocu-
para. Además, ejercíamos el debate sin ningún tipo de restricción. A es-
tas reuniones asistía un profesor tutor que se sentaba en una esquina
de la clase y solamente intervenía si consideraba que debía asesorarnos
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Intervenir en el mundo, una actitud ética