yo no sé qué– y se levanta el telón y de repente nos acogen con grandes
risas. Debió de hacer muchísima gracia ver a unos monicacos ahí disfra-
zados de no me acuerdo lo que era. Ahí dispuestos a bailar niños con
niñas, y no sé qué bailábamos. Y me acuerdo eso, de entrar, de levan-
tarse el telón y las risas del público.
consuelo Álvarez de miranda:
Sé que en primer lugar, quizás debido a
una cierta presión familiar, empezaste estudiando Ciencias en el Co-
legio. Primero quería que me explicaras un poco el porqué el cambio
de Ciencias a Letras, y luego, la elección de Filología Clásica.
Juan Gil:
En el Colegio era evidente que, a pesar de que había, y lo digo,
enormes, estupendos profesores de Ciencias, no sólo el señor Bauluz y
el señor Catalán, evidentemente personas distinguidísimas y excepcio-
nales, a mí me tiraban más las Letras, qué le voy a hacer. Quizás porque
mi hermano mayor, que ha tenido mucha influencia sobre mí, había he-
cho estudios también de Letras, y era profesor de Griego. Y el hermano
mayor influye, parece que no, pero influye mucho. Y siempre es un poco
el espejo en el que uno se ve reflejado.
consuelo Álvarez de miranda:
¿Podrías hablarnos un poco de tu trayec-
toria profesional posterior, una vez terminados tus estudios de Filo-
logía Clásica? Sé que has sido profesor, que has estado formándote
en la Universidad de Bolonia… ¿Podrías hablarnos de eso?
Juan Gil:
Terminé la carrera y tuve la suerte de hacer la tesis en el Colegio de
los Españoles de Bolonia, que es una experiencia realmente extraordinaria.
Además, yo que soy muy partidario, y lo he dicho siempre, de lo público,
debo decir que hay que conservar la iniciativa privada. Si el Colegio de Bo-
lonia hubiera sido público, en el
XVIII
, cosa que estuvo a punto de suceder,
hubiera sido suprimido. Se mantuvo, porque era una institución privada y
pudo pasar la brecha de aquella supresión de los colegios mayores en toda
España, gracias a ser una institución privada, que se mantiene desde el si-
glo XIV. Es decir, que es uno de los colegios, hoy por hoy, que es, no quizás
de lo más antiguo de Europa, pero se codea con los de Inglaterra.
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Intervenir en el mundo, una actitud ética