gros. Fue algo material, un punto de reacción en el proceso. La imagen
que estaba trabajando me ha ido llevando a eso, a partir del negro para
pintar. Los últimos cuadros en concreto tienen que ver con paisajes que
evocan el espacio, la exploración, la oscuridad en general. Pero no tiene
que ver tanto con la noche, no hay un mensaje que tenga que ver con
eso directamente.
maría García-alix:
Muchas profesiones artísticas –no sé, me vienen a la
cabeza los actores, pero también los músicos– suelen implicar un pro-
ceso de trabajo más colectivo, mientras que la profesión de pintor es
por antonomasia muy solitaria. ¿Qué significa para ti formar parte de
un colectivo, compartir un estudio?, ¿Cómo influye eso en tu trabajo?
miguel marina:
Por un lado comparto estudio con tres artistas más. Antes
éramos cinco, contando conmigo, y ahora somos cuatro. De los cuatro
somos dos pintores y dos artistas que hacen más instalación, construc-
ción, casi escultura… Y funciona bien, porque, porque al final aprendes.
Nosotros, los dos pintores nos miramos mucho y tenemos muchas cosas
en común, pero luego, mirando el trabajo de nuestros compañeros, que
no tiene nada que ver, también sacamos cosas interesantes. Compartir
estudio está muy bien, aunque luego yo cuando pinto estoy solo.
maría García-alix:
¿Ah, sí?
miguel marina:
Por horarios o por lo que sea, al final yo sólo pinto cuando
estoy solo. Y creo que a ellos les pasa lo mismo. Está bien, no nos hemos
tenido que poner un horario, pero por cosas de la vida al final cada uno
tienen un horario un poco apartado del resto. Y luego, por otro lado, sí
que he trabajado y trabajo todavía con un colectivo que formé con dos
amigos, en el que nos ofrecieron un programa de residencias en la Fa-
cultad de Bellas Artes, el cual nos daba una cierta cantidad de dinero
para que nosotros se lo dedicáramos a invitar artistas, organizar encuen-
tros, pequeñas exposiciones, debates y conferencias. Ya es el tercer año
que lo hacemos.
Fomentar la creación estética y la educación física
241