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SEGURITECNIA
Abril 2016
Opinión
E
l título de esta reflexión a viva
voz, transformada en un artí-
culo de opinión, no representa
el eslogan o la coletilla pegadiza de un
anuncio de promoción y venta del pro-
ducto “seguridad privada”. Recoge un
sentir, un modo de entender la seguri-
dad privada más allá de su mera mer-
cantilización. Encierra una manera de
ser y de hacer de la seguridad privada,
una profesión reconocida por su ele-
vada cualificación, profesionalidad, ca-
pacidad de sacrificio y continuo perfec-
cionamiento y mejora en la prestación
de los servicios. En la procura de estos
objetivos existe un creciente elenco de
profesionales de diferentes sectores,
directa e indirectamente relacionados
con la seguridad privada, que compar-
ten esta hoja de ruta.
El periplo recorrido hasta la fecha por
el sector privado de la seguridad en
España ha ido avanzando por diver-
sas etapas (de las que no me voy a ha-
cer eco en estas líneas) hasta llegar a
nuestra actualidad, donde nos situa-
mos como colectivo profesional ante
una delicada situación. Situación carac-
terizada por constituir una intersección
de caminos, los cuales representan, ni
más ni menos, opciones de futuro. Un
punto de no retorno que, resultado de
las decisiones que adoptemos y acep-
temos como sector, nos conducirá ha-
cia un derrotero u otro del elenco de fu-
turibles que se perfilan en el horizonte.
Indubitadamente, la seguridad privada
que quisiéramos y por la que trabaja-
mos, especialmente aquellos que nos
dedicamos prioritariamente al aspecto
formativo dentro de la misma, depen-
derá de la suma de sinergias a favor de
un cambio, profundo, pero necesario.
Un cambio que se traduce, siendo más
exactos, en una adaptación a los retos y
escenarios que deberemos afrontar en
las próximas décadas.
En consonancia, dados los primeros
pasos de este siglo XXI, la seguridad pri-
vada debe hacer frente a un conjunto
variado de retos, así como de múlti-
ples riesgos y amenazas. Algunos de
nuevo cuño, los menos, y muchos de
ellos viejos conocidos, que han incor-
porado en su acervo metodológico y
funcional los avances tecnológicos al-
canzados en el seno de las sociedades
modernas globalizadas, reapareciendo
con renovado brío. Otros, como el te-
rrorismo o la criminalidad organizada,
siempre han estado ahí, pero ahora, a
medida que las atribuciones compe-
tenciales de la seguridad privada se han
visto legalmente incrementadas, al igual
que la presencia en espacios públicos y
privados, su conocimiento y compren-
sión se hacen indispensables para la la-
bor a desempeñar en no pocos secto-
res (mercantiles, servicios, transportes,
infraestructuras críticas, empresariales,
corporativos…), que recurren a la se-
guridad privada para la salvaguarda de
sus intereses, capacidades y medios. La
amplitud de las funciones profesionales
atribuidas, al igual que la fenomenolo-
gía criminal –que abarca desde las ma-
nifestaciones de conductas antisociales
menos elaboradas y cotidianas hasta su
polo opuesto, aquellas caracterizadas
por unos elevados niveles de compleji-
dad y peligrosidad–, constituyen ahora
materia de responsabilidad para el sec-
tor privado de la seguridad. Es más, en
conjunto, han supuesto un revulsivo
para el sector, a medida que los clien-
tes han demandado progresivamente
mayores niveles de protección, den-
tro y fuera de territorio nacional, requi-
riendo respuestas acordes con los tiem-
pos en curso.
Reflexiones
Las preguntas que debemos hacernos
como profesionales son: ¿estamos a la
altura de las circunstancias? ¿Hemos
adaptado nuestros esquemas de forma-
ción y conocimiento a la realidad pro-
fesional vigente? ¿Estamos preparados
Daniel Sansó-Rubert Pascual
Vicepresidente jurídico de la Asociación Nacional de Profesores Acreditados de Seguridad Privada (ANPASP)
La seguridad que quisiéramos,
la seguridad por la que trabajamos




