MARVIN G. SOTO
75
A mi Padre
Como guerrero cansado,
abatido de sufrimientos,
herido de innumerables dolores
depuso su adarga y su escudo...
Jamás hubo huella mas profunda,
nunca palabra mas insigne,
para siempre escuchada,
mi oído atento... infinito...
Su andar curvilíneo, gastado...
su porte de hombre raudo, enhiesto...
su presencia impetuosa, fuerte...
respeto, juicio, equidad... él...
Maestro director de mi orquesta,
comandante triunfante del ejercito de mi alma,
guía, portaluz, faro, norte, brújula...
el recuerdo de tu voz es mi amparo... mi fuerza...
Cautiverio de ciudad...
Cautiverio de ciudad...
Vidas retorcidas entre latas
de prohibiciones,
almas guardadas invividas en
los restos de cuerpos solos...
Inteligencia ensordecida por
dioses extraños,
conciencias silenciadas por
los gritos del fracaso...
Mentes oscurecidas por
placeres no gozados,
labios nunca tocados
por placeres matutinos...
Vidas que no se viven,
almas jamás libres,
Intelectos enmohecidos
conciencias que nunca hablaron,
mentes sin luz.
Labios insaboros...