MARVIN G. SOTO
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El silencio que corre por la acera
sin transeúntes,
se llena solo de mis cavilaciones
que maquino para amarte...
Mientras tú, quien sabe donde,
copas de azucenas,
las orillas sazonadas
en los mares de recuerdos
dictando que debo de ser yo,
donde debo estar yo...
De mi vida,
un retrato encaja ligeramente en tus manos y
lloras,
extrañas la confianza que te deposité,
sollozo, mi corazón no siente nada...
Ahora tú presencia
al igual que tu ausencia
son ajenas a mis horas,
a mi presente,
a mi hoy...
Vete, aleja tu calor
que acarician mis manos
y tus párpados ciérralos
y vuelve a morir
o mi mente te quitará la vida...
Renacer...
Tu alegría se desliza entre las sombras
que una vez me oscurecieron
Y salgo victorioso de esas guerras,
avanzo,
camino,
mejoro,
florezco,
conquisto...
Recreo la música perdida en mis silencios...
Cada día recojo tu amor
y he hecho con el un mar de dulzura...
De tu voz afable y amada