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La madera ilegal, proveniente de múltiples empresas y fuentes locales, debe agruparse y canalizarse

por transporte vial o fluvial hasta un número limitado de destinos nacionales o de exportación, lo que

supone un atolladero para el comercio ilícito. Los compradores exigen información detallada sobre la

especie, la calidad y el origen de la madera para poder tratarla del modo más conveniente y eficaz.

No obstante, el transporte de madera ilegal es radicalmente distinto del comercio de drogas ilegales,

en el que el comercio de todos los materiales es de contrabando, incluso en el propio país, antes de su

distribución o procesamiento. Los camiones no suelen necesitar una licencia para el transporte de la

madera dentro del mismo país. Una vez cargada la madera en los camiones, los comerciantes no corren

ningún riesgo al extraer de la escena del crimen la madera ilegal, que ha menudo se ha mezclado con

material legal, y llevársela a los compradores y transformadores.

LOS ATOLLADEROS EN EL

COMERCIODEMADERA SUCIO

El transporte de madera ilegal es uno de los primeros esco-

llos en el comercio ilícito de madera. Hay que transportar

la madera a través de pistas forestales, pasos fronterizos,

puertos o pequeñas canchas de maderero, en gabarras o

por flotación (Ryzhova e Ioffe, 2009; PNUMA-INTER-

POL, 2011). Muchas de las especies más excepcionales son

maderas de alta densidad, es decir, que no pueden trans-

portarse por vía fluvial. Tienen una densidad superior a la

del agua y, por tanto, se hundirían.

La madera tiene que transportarse desde los puntos de tala

hasta los aserraderos cercanos o incluso puntos remotos

para su transformación, pero los costes de transporte re-

ducen los beneficios de las empresas que la talan y de la

industria de transformación. Por ende, los aserraderos más

cercanos a la fuente suelen recibir la mayor parte de la ma-

dera ilegal.

En el Estado de Pará, en Brasil, los esfuerzos por emitir

licencias viales para toda la madera que sale de la región

han cosechado sus frutos. Una vez se alcanza un volumen

establecido, no se emiten más licencias.

El 15 de diciembre de 2008, la BBC informó de que unos piratas

informáticos que trabajaban para un cártel de tala ilegal habían ata-

cado el sitio web del estado brasileño de Pará con el fin de acceder

a las licencias de tala y transporte y evadir las restricciones sobre

los volúmenes permitidos. Según un informe de Greenpeace, hay

piratas informáticos que han colaborado con empresas madereras

para eludir los límites brasileños de tala de árboles. Greenpeace

calcula que pueden haberse extraído 1,7 millones de metros cúbi-

cos de madera ilegal con la ayuda de los piratas informáticos.

La información publicada por el fiscal federal de Brasil, Daniel

Avelino, apuntaba que los piratas informáticos trabajaban para

107 empresas madereras y de carbón vegetal. Avelino denun-

ció a las empresas que se hallaban tras este ataque informáti-

co masivo por una cantidad de dos mil millones de reales (casi

un millón cien mil dólares estadounidenses), valor estimado

de la madera procesada a través de esta red ilegal. La investi-

gación brasileña comenzó en abril de 2007 y condujo al arresto

de unos treinta dirigentes de la banda. Desde entonces, más de

doscientas personas han sido acusadas por su participación en el

escándalo del sistema de tala.