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RESUMEN

Los bosques de todo el mundo retienen CO

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y lo almacenan, es el llamado carbono limpio. De este

modo, contribuyen a mitigar el cambio climático. No obstante, la deforestación supone aproximada-

mente un 17 % de las emisiones de carbono del mundo, es decir, un 50 % más que la suma de las

emisiones provenientes de todo el tráfico mundial aéreo, terrestre, marítimo y ferroviario.

La mayor parte de la deforestación y la tala ilegal se produce en

los bosques tropicales de la cuenca amazónica, África Central

y el Asia Sudoriental. Los estudios realizados recientemente

sobre el alcance de la tala ilegal calculan que esta supone en-

tre el cincuenta y el noventa por ciento del volumen forestal

total de los principales países tropicales productores y entre

el quince y el treinta por ciento del total mundial. Así, el valor

económico de la tala ilegal mundial, incluido su procesamien-

to, podría alcanzar entre treinta y cien mil millones de dólares

estadounidenses, es decir, entre el diez y el treinta por ciento

del comercio de madera global.

Se ha creado toda una serie de programas y regímenes de cer-

tificación para reducir la tala ilegal. Todos estos programas, ta-

les como los acuerdos de comercio voluntarios, incluidos los

acuerdos de cooperación voluntaria (VPA) para la aplicación de

las leyes, gobernanza y comercio forestales (FLEGT) de la UE,

o el certificado del Consejo de Administración Forestal (FSC),

han conseguido reunir a todas las partes interesadas y generar

incentivos para las exportaciones legales y para una gestión fo-

restal más sostenible.

Los estados recurren cada vez con más frecuencia al Conve-

nio sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas

de la Fauna y Flora Silvestres (CITES) para garantizar que el

comercio de las especies de maderas que figuran en las listas

sea lícito, sostenible y rastreable. Unas 350 especies de árboles

ya están incluidas en los tres apéndices del CITES y, por tan-

to, el comercio de sus productos derivados está sujeto a una

reglamentación que impide un uso incompatible con su su-

pervivencia. El CITES trabaja asimismo con la Organización

Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT) para promover

una ordenación forestal sostenible y construir las capacidades

de los estados en desarrollo para aplicar de manera efectiva el

Convenio a las especies de árboles incluidas en las listas.

El principal objetivo de los mecanismos antes mencionados es

promover el comercio sostenible. Con la excepción del CITES,

ninguno de ellos se creó para luchar contra la delincuencia or-

ganizada ni es eficaz contra la tala ilegal, la corrupción y el blan-

queo de madera obtenida por medios ilegales en las regiones

tropicales. Ningún incentivo o subvención para proporcionar

rentas alternativas obtendrá los resultados deseados si la tala

ilegal y el blanqueo proporcionan beneficios muy superiores a

riesgos muy bajos. La corrupción colusoria generalizada, desde

los funcionarios locales hasta la rama judicial, combinada con

las estructuras gubernamentales descentralizadas existentes en

muchos países tropicales, hacen que los incentivos para que los

industriales madereros y los funcionarios corruptos cambien

su comportamiento sean escasos o inexistentes.

Para que sean eficaces, los programas de comercio voluntarios

y la aplicación efectiva del CITES deben ir de la mano de un

esfuerzo internacional operativo y de investigación para la apli-

cación de la ley en colaboración con la policía nacional y las

fuerzas de investigación de todos los países. Todo esto es ne-

cesario para asegurarse de que la reducción de la tala ilegal en

una zona no desencadena un aumento en otra región a medida

que los cárteles internaciones se vayan desplazando hacia nue-

vas fuentes de madera ilegal.