ANDALUCÍA
11
Antonio Pérez
Mancha Real
Vivía en un pueblo de Andalucía, un joven
apuesto, pero con cierto retraso mental. Le
llamaban: "el Tonto José", apenas hablaba con la
gente, gustaba pasear entre la arboleda del parque,
las mozas se reían cuando les enseñaba el aparato
sexual; debía ser bastante proporcionado...Parecía
del interés de todas.
Un día iba José por una finca de árboles frutales
propiedad de sus padres y vio una mancha negra al
lado de una noguera; la tapó con tierra, puesto
que era su lugar preferido para echar la siesta. Al
día siguiente volvió y la mancha apareció en el
mismo lugar. Pensó: ¿me estarán tomando el pelo,
para que no duerma tranquilo?; realizó la misma
operación del día anterior, pero al día siguiente
volvió a salir la mancha.
No tan corto de luces, llevó al lugar una azada y
comenzó a cavar en el sitio. A los cuarenta
centímetros aproximadamente, le saltó a los ojos
un chorro de líquido negro viscoso: ¡esto es
petróleo! Había desaparecido la tontura, o tal
vez…¿habría fingido ser tonto? Dicen los
médicos: "algunas enfermedades se curan con
sobresaltos".
José quiso seguir fingiendo ser tonto, por tal
motivo, tapó el hoyo con ramajes, se presentó ante
sus padres y les pidió que le regalaran la finca
afortunada, porque todas las primaveras y veranos,
gustaba pasear por el lugar y de camino rezar a los
santos. Los padres se compadecieron… Como no
dar ese capricho a un hijo que presenta tales
minusvalías, los demás hermanos sabrían
comprender.
Hicieron escrituras a su nombre; por supuesto con
la representación de éstos a causa de la deficiencia
mental.
Pasado algún tiempo, una mañana de abril, acudió
agitado ante los padres y les dijo en tono cabal y
sereno:¡Padres, he sido curado por la Virgen,
además me ha regalado por mi fe un tesoro!...¡Ya
soy listo!
José, ante la sorpresa de la familia, pudo aclarar a
médicos y jueces que podía administrar