LA ILUSIÓN
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naturales de grandes dimensiones e ilustraciones.
En sus páginas interiores aparecía la fotografía de
un gorila. Antes de acostarme, siempre le pedía:
¡Manuel, enséñame el gorila!
El Maestro de música, daba clases de solfeo en la
barbería entre pelado y afeitado, manteniendo
gran empeño en que aprendiera solfeo. Para mí
era muy difícil; siempre terminábamos
interpretando a "José Luis y su guitarra", famoso
cantautor de antaño.
Sentía gran placer en aquella casa, aunque la abuela
Dulce en el fondo me quería, tenía algunas
reticencias con mis travesuras de niño. Un día
corté todas las flores de las macetas del patio,
porque en Caniles me habían comentado que así
nacerían más y con mayor esplendor. Dulce sufrió
un ataque de furia...: ¡Te voy a cortar las manos!;
entonces fui consciente del gran mal que hice,
porque aquel lugar tan encantador, tardó en
recuperar la belleza terrenal... Escaparate de todo
el vecindario. Me volví más responsable y los
comportamientos humanos marcarían mayor
sensibilidad en mi carácter. Sobre todo cuando
comenzó a enfermar Ana María por su problema
del corazón. Al sufrir los ataques en la cama, se
me saltaban las lágrimas al contemplar la tristeza
de su esposo.
La personalidad de mi madre me influía bastante.
Sentía gran horror si se avecinaban las temidas
nubes, motivado por su estancia en Caniles.
Cuando estas se producía en gran virulencia, el río
de Torres que pasaba por la fábrica, crecía de
manera considerable, arrastrando todo lo que
encontraba a su paso: árboles, animales,
cabañas… Incluso se comenta que en tiempos de
la Guerra Civil Española, se ahogaron 12 personas
en una de sus crecidas.
Un día conocí la mayor tormenta de mi vida en
casa de Mancha Real. Las aguas crecieron por
encima de un metro en la calle… Temiendo
inundación, toda la familia subimos a la parte más
alta de la casa. Los truenos eran bombas de
Oriente y los relámpagos se parecían a los ojos de
Lucifer en las películas de terror; entonces mi
madre correspondía con la siguiente oración: