Rutas del Poeta-Mágina
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Ahora vemos a regular altura el agujero oscuro que dijimos
antes, al que ninguno de nosotros quiso escalar porque era
algo difícil llegar hasta él.
Salimos de la cueva y vamos a buscar la claraboya que
habíamos visto desde el interior. Cuando creemos haberla
encontrado comprobamos que no es el agujero que da a la
sala grande, sino la entrada de otra cueva que al principio
tiene forma de pozo vertical de cerca de dos metros de
profundidad; después se entra en la cueva deslizándose
penosamente hasta dar con dos salas amplias. En un
rincón de la primera un pozo cuya profundidad a la luz de
las linternas no se puede apreciar. Como no llevamos
cuerdas y la situación es algo peligrosa, no intentamos
bajar.
En la segunda sala con techo muy bajo tenemos que
avanzar agazapados y rampando por una pendiente rocosa.
Se ven brillar algunas piedras, calizas cristalizadas
coloreadas de rojo. Luego vemos un agujero profundo y
enfocando las linternas comprobamos que es el mismo de la
otra cueva, por el que se comunican una y otra.




