Este sábado se celebrará en Los Pa-
lacios el I Concurso de Reatas de Mu-
los cuatro a la larga, organizado por
la Hermandad del Rocío. El lugar ele-
gido para llevar a cabo esta cita son
los terrenos aledaños a la Guardería
Municipal La Nana, donde se espera
a los participantes a partir de las nue-
ve y media de la mañana para que
puedan formalizar la correspondien-
te inscripción. F.R.M.
Concurso de reatas de
mulos cuatro a la larga
El tradicional concurso de uva
layren, uva emparrada, sandía ne-
gra y sandía rayada en su edición
de 2016 tendrá lugar el 4 de agosto,
a las once de la noche en la calle
Nuestra Señora de la Aurora. El acto
formará parte del programa de ac-
tividades de la Velada en Honor a
Nuestra Señora de las Nieves, Pa-
trona y Alcaldesa Honoraria de la
Villa. F.R.M.
El concurso de uvas y
sandías, el 4 de agosto
LOS PALACIOS
LOS PALACIOS
Lebrija · Las Cabezas de San Juan · Los Molares · Los Palacios · Utrera
A.H.
entrar en el teatro municipal
ALBERTO GARCÍA REYES
Ha muerto Juan Peña Fernández, El
Lebrijano. Hijo de una gitana de Utre-
ra que tenía alhucema en la garganta,
María la Perrata, y de un calé de Lebri-
ja que se gastaba todo el dinero que
ganaba con el trato del ganado en vino
y cante. Estaba a punto de cumplir 75
años. Una mala racha de salud lo te-
nía de hospital en hospital desde hace
meses. Y en el mejor momento, des-
pués de haber superado el bache más
difícil, lamuerte vino a buscarlo a los
pies de su cama de Sevilla. Se llevóme-
dia historia del flamenco. El libro gor-
do de la sabiduría. El cante grande. El
que no tiene explicación porque no
cabe en las palabras.
Juan el Grande, como consta en la
partida de bautismo que le firmó el pe-
riodista José Antonio Blázquez, nació
el 8 de agosto de 1941 en Lebrija por-
que allí es donde tenía que nacer el ele-
gido para contruir la gramática del
cante flamenco. Empezó como guita-
rrista. Con trece años, la Paquera de
Jerez llegó un día al pueblo a dar un
recital y no traía tocaor. Y se fue a bus-
car al hijo de Bernardo para que la sa-
cara del apuro. Pero le gustó tanto
cómo la arropaba que se lo llevó con
ella. Así estuvo un año hasta que en
uno de los pueblos en los que actuaba
faltó un cantaor. Entonces la jerezana
le dijo a Juan: «Niño, a mí me han di-
cho que tú cantas. Suelta la guitarra y
échate p’alante». Desde ese día no vol-
vió a coger la bajañí. Tenía en su gar-
ganta toda la verdad de su madre, la
escuela de Antonio Mairena y la in-
quietud de un chiquillo que había vis-
to en su casa a la Niña de los Peines,
la Fernanda, Pepe Pinto... Su queja fue
una revolución en Madrid. Se hizo fi-
gura en el Duende de Pastora Imperio,
viviendo en un pisito conMatilde Co-
ral, Rafael el Negro y Rocío Jurado, con
quien con los años grabaría una de las
obras más importantes de su carrera,
«Ven y sígueme», en la que también
participó Manolo Sanlúcar.
Con el guitarrista gaditano y su her-
mano Pedro tiene grabados muchos
de sus cantesmás trascedentales. Igual
que con el Niño Ricardo y Paco de Lu-
cía, a quienes llegó a juntar a finales
de los sesenta, en la única grabación
que existe demaestro y discípulo, para
hacer el disco «De Sevilla a Cai». Juan
había reformado el cante por dentro
en todas esas obras. Lo había desme-
nuzado para rehacer los cánones. Se
inventó una forma de cantar, rítmica-
mente extraordinaria, en la que pri-
maba la letra, lo que le permitió hacer
diabluras como cuadrar las Bienaven-
turanzas del Evangelio de San Mateo
por bulerías o el difícil Poema de la So-
leá de Lorca: «Porque ni tú ni yo esta-
mos en disposición de encontrarnos».
Esa fue su primera revolución, que po-
dría calificarse como neoclásica. Aun-
que tuvo sus detractores en el maire-
nismo cuando publicó el disco «El can-
te se escribe con L». Aquello se
interpretó como un agravio a la hege-
monía de AntonioMairena. Y esosmis-
mos lo machacaron cuando salió a la
luz su primera obra maestra, «Perse-
cución», un disco en el que El Lebrija-
no cambió la historia del flamenco.
La frase de Gabo
La frase de García Márquez sobre una
servilleta fue el único trofeo del que
Juan Peña presumió en su vida. Tenía
la Medalla al Mérito en el Trabajo, la
de Andalucía, la de Sevilla, el Giraldi-
llo, el Compás del Cante... Todo lo que
puede ganar un cantaor estaba en sus
vitrinas. Pero él sólo se ufanaba de la
servilleta. Aquello ocurrió en una re-
unión organizada por Felipe Gonzá-
lez durante una visita del gran escri-
tor a España. González citó a varios
artistas para comer con el colombia-
no. Y en la sobremesa comenzaron a
cantar. Juan callaba hasta que uno de
los presentes le pidió que hiciera unas
letras por soleá. Gabo se emocionó
tanto que cogió una de las servilletas
de lamesa y escribió sobre ella: «Cuan-
do Lebrijano canta se moja el agua».
Se va con él el cante grande
∑
Revolucionó el género
jondo varias veces con
obras como «De
Sevilla a Cai»
ABC
JUEVES, 14 DE JULIO DE 2016
ABC DE LA PROVINCIA
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abcdesevilla.es/provincia