Mi experiencia universitaria en París y mi toma de conciencia feminista.
acabé viviendo y estudiando en París porque a principios del año 1960
me casé, siendo menor de edad y por lo tanto con el preceptivo permiso
de mi padre, con Juan Manuel Kindelán, un joven refugiado español, muy
amigo de mi hermano Paco, con quien salió de España por los Pirineos en
1958, con la ayuda entre otros del escritor luis Martín Santos. Juan Manuel
había conseguido ya trabajo como ingeniero de minas y había alquilado un
pequeño piso en las afueras de París, cerca de Saint Germain-en-laye, don-
de nos instalamos. lo primero que hice fue adaptarme a vivir sin ayuda do-
méstica, sin teléfono y a manejarme hablando francés, que había aprendido
en el colegio y en una corta estancia en un colegio en Biarritz.
al poco tiempo decidí que aunque intentara continuar con Ciencias Po-
líticas en Madrid, estudiando por libre, debía aprovechar para matricularme
en algún curso en el conocido Instituto de Ciencias Políticas de París. así lo
hice en cuanto tuve los papeles necesarios para inscribirme en un curso para
extranjeros, para lo cual tuve que aprobar un examen de francés y luego de-
cidir tres asignaturas que deseaba cursar; escogí teoría del Estado, Historia
Contemporánea de Francia e Historia de las Ideas Políticas, que estaban re-
lacionadas con lo que estaba estudiando en Madrid, y empecé a asistir re-
gularmente a clase a partir de octubre de 1961. El grupo que me asignaron
se reunía semanalmente con nuestro tutor, que resultó ser Jacques Chirac,
con quien debatíamos y quien nos mandaba hacer algunos trabajos sobre
temas de actualidad. Pasaba mucho tiempo en la biblioteca para no desper-
diciar el tiempo que estaba en París y me parecía que todo iba sobre ruedas.
Sin embargo, me quede embarazada antes de lo planificado y en vísperas
de navidades tuve un aborto bastante aparatoso que me obligó a ir al hos-
pital en ambulancia y permanecer varios días en él, lo que me permitió leer
las memorias de Simone de Beauvoir, identificarme con ella y sentirme por
vez primera claramente feminista. Finalmente conseguí aprobar el curso.
tengo que señalar que estudiaban en el prestigioso Instituto tanto chicos
como chicas, pero que, entonces, no existía ningún curso que tratara sobre
la historia o la participación de las mujeres en la política.
Las Cortes Constituyentes. El Instituto de la Mujer. El comité para la eli-
minación de toda forma de discriminación contra la mujer.
114
Intervenir en el mundo, una actitud ética