al volver de Francia, en 1965, me reincorporé a la vida universitaria para
acabar la carrera. Me pareció que la facultad de Ciencias Políticas había
cambiado mucho materialmente, estaba en la Ciudad universitaria, y su
alumnado era más joven y dinámico. a través de algunas de aquellas jóve-
nes contacté con el movimiento de mujeres, y en concreto con la asocia-
ción de Mujeres universitarias y el Frente de liberación de la Mujer. tam-
bién contacté con la agrupación Socialista de Chamartín, nuestro barrio,
y con la asociación de amas de Casa.
En el año 74, creamos en el Partido Socialista un grupo al que llamamos
“Mujer y Socialismo”. lo formábamos mujeres feministas que militábamos
en el PSoE y que creíamos que la forma más eficaz y más coherente de al-
canzar nuestros objetivos era conseguir que nuestras reivindicaciones en
favor de las mujeres fueran adoptadas por nuestro partido, tarea que sa-
bíamos no era nada sencilla. Empezamos por ponernos de acuerdo entre
nosotras sobre nuestras reivindicaciones y también sobre cómo actuar. no
teníamos ninguna estructura ni jerarquía.
Era un grupo heterogéneo, en el que había históricas socialistas repu-
blicanas, sindicalistas, algunas jóvenes y sobre todo feministas en su ma-
yoría provenientes del Frente de liberación de la Mujer. nos proponíamos
recoger las reivindicaciones de las organizaciones de mujeres, incluirlas en
los objetivos del PSoE y conseguir nada más y nada menos que la futura
Constitución las tuviera en cuenta.
En el 27 Congreso del Partido Socialista, que se celebró en 1976, conse-
guimos que se reconociera nuestra existencia y que se nos adscribiera a la
Secretaría de Formación de la Ejecutiva Federal. En las resoluciones de dicho
Congreso se incluyó que el principio de igualdad entre mujeres y hombres
estuviera presente en todos los acuerdos del Partido y fuera uno de sus ob-
jetivos fundamentales. además logramos que se aprobaran una serie de rei-
vindicaciones concretas incluidas en una ponencia que defendió Paz Fernán-
dez Felgueroso, de asturias. Enumero algunas de ellas porque me parece
que ilustran de dónde partíamos en el año 1976 y a dónde queríamos llegar.
Dentro del proceso productivo:
Coeducación en todos los niveles educativos, implantación de una pe-
dagogía integradora de los dos sexos, formación profesional para las mu-
Defender los derechos humanos
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