Respeto
¿Por qué tan ajeno?,
¿por qué tan ausente,
de ver la envidia pudiente,
como desespera y desespera,
y la vida, poco a poco degenera,
cubriéndose de oscuro cieno?.
Por qué no de amor lleno,
que ahuyente la serpiente,
que devora la mente
y la razón requiera,
la gracia venidera,
aupándose en diáfano seno.
¿Por qué tan ajeno?,
¿por qué disidente,
al dogma creyente?,
¿acaso aligera?,
¿o acaso hiera
de avenirse en veneno?.
Por qué no sereno,
de ser indulgente,
al logro regente,
que a veces saliera,
o, a veces prefiera,
escogiendo lo bueno.
¿Por qué tan ajeno?,
¿por qué indiferente,
a la carne que siente,
por la ley que tolera,
que el pudor venciera,
acotando el desenfreno?
Por qué no poner freno,
a la codicia descendente,
que arrasa la gente
impidiendo sintiera,
la bondad placentera,
de un cálido cuerpo heleno.
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