La tolerancia
Por herir su anhelo,
rivales antojos,
que perdieron vuelo;
turbadores ojos,
de enojado celo,
se tiñeron rojos.
Lágrimas de cieno,
sellaron victoria,
con mortal veneno;
matando la historia,
de aquel tiempo heleno,
de amor y de gloria.
¡Vive y tolera!,
la amistad vecina,
de libre frontera,
en cualquier esquina,
a veces severa,
a veces divina.
¡Vive y tolera!,
la triste desgracia,
al ser de cualquiera,
más fina tu gracia,
de dulce manera,
como flor de acacia.
¡Vive y tolera!,
el dolor de muela,
que tanto exaspera
y en noche de vela,
a Dios degenera,
cuando se revela.
¡Vive y tolera!,
el viento contrario,
por más que doliera,
el aguijón diario,
de clase puntera,
cerrada en calvario.
¡Vive y tolera!,
al que está en la cumbre
y si sabio fuera,
por su fiel costumbre;
aguantó su espera
y encendió su lumbre.
¡Vive y tolera!,
la luz de este mundo,
con fe verdadera,
segundo a segundo,
¡izad la bandera!
del perdón profundo.
14