Las amapolas
Invitan campos silvestres,
alegres de abril y mayo,
a doblar hierbas pedestres,
don jinete y el caballo.
¡A galopar caballeros!,
trotando olivares,
sorteando veneros,
al compás de las soleares.
Dulce verde primavera,
cubierta de nazarenos,
de mañana rociera,
de vientos serenos,
de jilgueros cantando,
mirando surcar la brecha,
de campesinos labrando,
preparando la cosecha.
¡Tristeza!, roja amapola,
bailando al son de la brisa,
morir callada y sola,
al rigor de la prisa.
Efímera tierna bonanza,
segada para la ganancia,
cuando más roja su semblanza,
cuando más bella su estancia.
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