Dejar el mono
Quisieron dejar el mono,
empedernidos adeptos,
ya perdidos sus conceptos,
entre dosis y abandono;
ojos pálidos sin tono
cautivados por la nieve
bien merecen su relieve
y divisar llano y monte
y el lejano horizonte
y el fulgor del viento leve.
Esa pasión que enloquece,
que la heroína entretiene,
aunque por dura se tiene
limpia y pura se merece,
hierba que en los campos crece,
no conviene ser prohibida,
siempre la mafia escondida,
adultera de otra especie,
con tal la ganancia arrecie,
¿qué vale una flor de vida?.
¿Quién posee más talento?
¿Quien administra ley oscura?,
alguien se otorga cordura,
no tolera nuevo invento,
ni coloque, ni contento
y tolera la violencia
de quién pierde la paciencia,
rienda suelta a su añoranza,
sin carro de la esperanza,
roba y mata en la abstinencia.
Partieron lobos de influencia
de poderosos cultivos,
necesidad entre vivos,
se infundió la conveniencia
y corderos de apariencia
quisieron ser clandestinos.
De ventajosos destinos,
nació la preciada Diosa,
para muchos tan preciosa,
¿hacia dónde sus caminos?.
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