PEDRO GUTIÉRREZ
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de océanos dormidos
por los besos del viento.
Y cantos de sirenas
iluminando el cielo
cuando el sol se reviste
con sus luces oscuras,
buscando sueños.
Cansado por la incesante búsqueda pero con la
eterna ilusión de proseguir, me senté a descansar a
la sombra de un árbol, recostado sobre su tronco;
de mi flauta brotó una agradable melodía con la
que sin darme cuenta me quedé profundamente
dormido. Por mi mente desfilaron innumerables
sueños, que me produjeron sensaciones increíbles.