PEDRO GUTIÉRREZ
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Buscando la sensibilidad perdida
No se por qué causa
comenzó el declive,
me atrevo a decir
que fué por acomodo,
el hijo predilecto
de la diosa pereza,
a la que rindo culto
e intensamente adoro.
Ya no crecen las rosas
en mi jardín perdido,
ni siquiera la alquimia
transforma los metales,
huele a tierra baldía,
a cálido desierto
¿dónde está aquel vergel
de inquietas libertades?
¿Qué extraña primavera
hay en mi alma?
surgen brotes de muerte,
estéril a la vida
¿dónde está aquella fuerza,
que leyes derribaba,
dónde la fortaleza
en batalla perdida?
Busco desesperadamente
viejos sueños rebeldes,
que en tropel de ilusiones
nunca se detenían,
quiero ocultar el sol,
que evaporó inquietudes
y hasta apagó el amor
de forma pervertida.
Caminando
Me conformo con poco
y aún me sobra,
tanto cargar el barco,
que ya zozobra.
En una triste caja,
de lacada madera,
partiré desnudo