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ANTONIOMARTÍNEZ

CR Mart&Gall

Años de 1950 a 1958, muy pei-

naditos a la «miga». Con babi

de igual color que los «chicu-

cos». La foto en el caballo de

San Juan de Dios, porque era

Corpus y llevaba calcetines y

zapatitos blancos de estreno.

Las monjas, con flores a Ma-

ría, carrero látigo atrás. Mamá,

el Manué me ha «chocao», una

moneda y aceite sujetado fuer-

temente por un pañuelo para

curar el «bollo». Agua con rega-

liz, quita hambres, algarroba,

gofio, dátiles de las palmeras

de Candelarias o San Juan de

Dios, palo dulce, pan de higo,

acerolas «colorá» eran nues-

tras chucherías y, para me-

rendar, pan con aceite los que

más. Ponme guapo, mamá,

que dice Sor Angélica que ma-

ñana viene el retratista y ahí lo

veis con carita de aplicado, el

mapa de España para apren-

der, el Ángel de la Guarda que

nos guiará para no caer en el

pecado.

Con 9 añitos, la primera co-

munión, vestido de marineri-

to que es un primor, chocolate

con bollos en el patio del cole-

gio, luego la estampita y a casa

de la tita. Al día siguiente, como

ya tienes uso de razón, en el

patio del colegio en fila y a can-

tar el «Cara al sol». Todos los

domingos a misa; el que no va,

castigado, pero si eres bueno,

excelentes notas has sacado.

En el recreo, pelota de tra-

po, el trompo o las canicas y

un «tente en pie» con queso

americano y leche en polvo. Al

cuarto de hora suena el pito,

toca clase conDonBenito. Sólo

un libro de nombre «Catón» y

cuando te los has aprendido, a

cambiar de colegio que ya eres

un empollón. Es verdad que la

escuela te ocupaba el tiempo

pero también, a partir de las 5

de la tarde, tras merendar, con

los niños del barrio a jugar.

Un partido de pelota, «queu,

queu, queu, corred que viene

el queu…».

 Las estampitas repes

de «Peter Pan» o de «Marceli-

no pan y vino»; los ídolos del

fútbol como Kopa, Rial, Di Sté-

fano, Puskas y Gento, porque

uno era del Real Madrid. La

porfía entraba con el otro que

era catalán y decía que Rama-

llets, Olivella, Rodri, Gracia, Se-

garra, Gensana, Tejada, Evaris-

to, Kubala, Kocsis y Zibor, era

el porfiar de los chiquillos.

Un mecano, el traga bolas

y un parchís le pusieron al pri-

mo. Capitán Trueno, El Jabato,

Roberto Alcázar y Pedrín, nos

lo leíamos entero, nos lo re-

galaba el abuelo. Chimpampli,

Pollín, Ampono, Puchy, Falete,

Pureta y Nono, eran esos mo-

tes entre mi chiquillería que

nos identificaba.

A partir de los 10 años, ya

son más serias las notas del

«cole» y adiós a la niñez.

Te meten a monaguillo y

a pedir para el Domund. Te

inculcan las ventajas de ser

cura o misionero, mi madre

dice que no, que le da mucho

miedo. La «miga», Colegio San

Martín, Mirandilla, Instituto,

Escuela de Artes Aplicadas y

Oficios Artísticos, tu primer

pantalón largo, la primera car-

ta de amor, la chica de las tren-

zas, cuando pasó te miró,…

Mi infancia son recuerdos…

Todos tuvimos la niñez y nun-

ca la olvidaremos, unos me-

jores, otros peores, los más,

regular pero una cosa es co-

mún en todos: «La inocencia e

imaginación que tan solo diez

años dura, lo digo con resigna-

ción».

Aquellos amigos hoy en

la actualidad pertenecen a

distintas escalas sociales; ri-

cos, pobres y hasta algún que

otro «loco». A éste es al que yo

más quiero porque aún me

sigue llamando como antes,

«Nono».

Del 17 al 23 de octubre de 2016

Número 04

8

ÁNGELA

R. Dolores Ibarruri «La

Pasionaria» Alcalá del Valle

Soy Ángela, tengo 87 años y

nací en Soller (Mallorca) don-

de pasé una niñez muy feliz.

Me gusta recordar cuando íba-

mos a pescar en nuestro bote.

Siendo joven me fui a Estados

Unidos a trabajar, con mis

amigos. Trabajé en Pasadena

(California), donde conocí a un

asturiano con quien me casé…

(pero eso es otra historia)

Luego de unos años, volví a

Mallorca donde nació mi hijo,

allí estudió y vivió hasta su ju-

ventud. Actualmente trabaja

en un instituto de la ciudad

de Ronda. Tuve la posibilidad

de viajar a varios países don-

de aprendí idiomas y conocí a

mucha gente, eso me permi-

tió abrir mi mente y ver las co-

sas de manera diferente. ¡Las

vueltas que da la vida! Ahora

estoy viviendo en la Residen-

cia Dolores Ibarruri de Alcalá

del Valle, lo que me permite

estar más cerca de mi hijo y la

familia.

Estoy muy contenta por-

que todavía soy bastante in-

dependiente, lo que me per-

mite contar con mi familia y

con estas historias.

América,

América...

Mi

infancia

Aquellos amigos hoy pertenecen

a

distintas escalas sociales

; ricos, pobres

y hasta algún que otro «loco»