ENTREVISTA
las
Comerse
palabras
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Al hacer la compra, siempre olvida…
Intento no olvidar nada, suelo tener buena
memoria pero si se me pasa algo vuelvo y lo
compro.
Puestos a maridar, ¿con qué no se casa
usted?
No me gustan las franquicias porque todos los
bares son iguales y tienen las mismas tapas.
Antes en Sevilla cada bar era de una manera y
tenía su propio estilo
En su mesa nunca falta…
Las almendras, tengo unas almendras fritas
que hago yo mismo y no veas cómo están..
¿Asar, freír o cocer?
Asar y cocer; asar una carne y cocer un buen
marisco. En Casa Eme nunca hago fritos.
De todas las especias de la cocina, ¿cuál se
llevaría a una isla desierta?
No suelo usar mucho las especias, soy más del
ajo, la cebolla y la guindilla.
Su bocadillo favorito es de…
Solomillo al whiski.
/ ¿Quién es?
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Pertenece a una de las pocas ramas
de Emeterio (probablemente la única)
que existen en Sevilla, un nombre
cargado de personalidad que llevaban
su abuelo, su padre y que él regaló
a su hijo. Eme, como prefiere que le
llamen, se dedicó a la hostelería por
motivos circunstanciales, ya que su
padre era practicante en el Hos-
pital Central y nadie de su familia
tenía ningún negocio en este sector.
Después de toda una vida detrás de
la barra todavía no sabe si el año que
viene colgará las botas, ya que aún no
tiene nada pensado para su jubila-
ción, salvo que no puede quedarse
quieto. Lleva décadas atendiendo solo
su negocio, con la ayuda puntual de
su hija Ana, que baja (la familia vive
en la casa de arriba) a echarle un
cable cuando lo ve agobiado. Sirve
montaditos de gambas, melva canu-
tera o solomillo, cóctel de marisco o
tortilla mientras apunta en tiza sobre
la barra y llama a los clientes de la
terraza a través de un micrófono del
siglo pasado. Fotos cofrades, azulejos
de Sevilla y ajustadas dimensio-
nes son los otros ingredientes del
establecimiento, que cumple todos los
cánones de la clásica tasca que tanto
gusta en esta ciudad.
Emeterio Serrano, propietario de Casa Eme
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A usted, ¿de qué le dan la lata?
Me da la lata el cliente que tiene prisa. Yo voy
rápido pero los hay más rápidos todavía.
Si se derrama vino en la mesa, ¿qué hace?
Lo limpio y no se lo cobro. Le sirvo otra copa.
Improvise una cena en un periquete…
Unas coquinas, unas gambas al ajillo, solo-
millo al whiski y un tocino de cielo de los que
hace Eme.
Su bar de siempre, al que siempre vuelve…
Bar Salomón, en López de Gomara. Tienen
unos pinchitos increíbles, además de unas pa-
pas bravas y unos calamares fritos muy ricos.
Un amigo en esta profesión…
Pepito el de El 13, también propietario de
El Portón. Me dejó las sillas para el primer
velador que puse en Casa Eme cuando yo tenía
muy poco dinero.
Una tapa clásica que le da pena que esté
desapareciendo.
Las gambas al ajillo porque la mayoría de las
que ponen por ahí son congeladas. También el
huevo a la flamenca.
Una tapa moderna que no debería existir.
Las hamburguesas, sobre todo las de las gran-
des cadenas.
El final más dulce que recuerda…
Cuando al final del día todas las tapas que he
puesto se han tomado enteras y nadie ha deja-
do nada, señal de que les ha gustado.
Fotografías por J.M.Serrano
Isabel Aguilar