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DEPRESIÓN

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Antonio Pérez

Mancha Real

Paseando por las sierras de Mágina (provincia de

Jaén), encontraba a mi paso gran diversidad

natural: cerezos, almendros, encinas, lirios,

margaritas, retama… Todo me alentaba a disfrutar

de la vida con gran optimismo.

Crucé el Puerto de la Mata (la parte más alta del

sendero GR 7 que une Torres con Cambil)…

Ante mis ojos, divisaba ovejas y encinas. A la

sombra de una de ellas, quedé dormido y mis

sueños comenzaron a cruzar por otros paraísos.

Volaba por los campos de girasoles que una vez vi

en la famosa película: "Doctor Zhivago"… Gocé

con el cuerpo de aquella bella dama de ojos azules

y pelo rubio. Llegué a hacer el amor en multitud

de ocasiones, pero en pocos días noté un

envejecimiento anormal en su físico. Las arrugas

de su cara se acentuaban cada vez más...Llegué a

sentir aversión...Posteriormente asco; aunque ella

imponía más fogosidad en sus acciones. Recuerdo,

cuando orinaba me escondía, puesto que se

abalanzaba por detrás y cogía mi aparato genital,

agitándolo con intensidad. Cuando más horror

sentía, comencé a correr con todas mis fuerzas

para huir del aquel lugar, entre los girasoles, ya casi

secos por el transcurso del tiempo...Tropecé y mi

cuerpo se precipitó al vacío… ¡Que desesperación!

Nunca llegaba al suelo… Veía las nubes bajo mis

pies, pero al cruzarlas, siempre el azul del

cielo...Mi corazón se salía del pecho, con un

palpitar seguro de pararlo en seco.

En seco, aparecí a la orilla de un río de aguas

transparentes, donde apreciaba peces de diversos

colores, jamás contemplados por mi vista…

¿Habré muerto? ¿Será éste el Paraíso Celestial

prometido por Dios?...No, era demasiado para una

persona que nunca creyó en la Divinidad… Me

llamó la atención, ver solamente un tipo de

vegetación: adelfas; aun así, era lo más bello que

podía imaginar. Un refugio magnífico después de

un doloroso calvario. Pasé una temporada

comiendo los deliciosos peces. Se dejaban capturar

fácilmente, parece como si se ofrecieran

gustosamente al sacrificio, para satisfacer mis

necesidades. Bebía el agua del río, fresca y pura

como la mejor fuente; pero conforme iba pasando

el tiempo, las aguas del río cada vez portaban

mayor suciedad e impurezas; los peces cambiaron