TEMORES
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de paz y sosiego,
y piden tardanza,
al fatal trasiego,
como aguas de los ríos,
muriendo en los mares.
Navegaré en navíos,
brindaré cantares,
llegaré a los dioses
que ponen nuestra alma,
en mejores poses
que altares en calma,
que no oyen palabra,
ni sienten los miedos,
a muerte macabra.
Seguiré mis credos,
hacia los anhelos,
del camino eterno,
y no pongan velos,
al placer de infierno,
que la fe castiga
y no ve hipocresía...
quien hace enemiga,
esa pasión tan fría,
de los sueños en el esplendor de la carne, que al despertar se
funden con el hielo de la divinidad creada por los santos.