SUEÑOS DE UN BORRACHO
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-Porque tú eres mi diosa, nunca morirás dentro de mi
alma...Por las noches cuando duerma la hipocresía de este
mundo, siempre te recordaré como me trajiste al mundo, a
la luz de la luna y de las estrellas.
-¡Madre! ¿Por qué esa leche que tomo de tus pechos, a veces
sale de mi pene cuando lo acaricias?
-¡Hijo!, eso es la bondad del amor. El amor de una madre
no tiene límites.
Después se hizo el silencio, roto por los ronquidos
y el ruido del autobús. No creo que el conductor
del vehículo apreciara las palabras del borracho,
toda vez que nos encontrábamos en los asientos
de atrás. Esto solo queda para mí. No desvelo
nombres por respeto a las personas.
De todo esto, escojo algunas conclusiones: en
cierto modo, tal vez no apreció que por la noche
también camina la hipocresía; los borrachos
siempre cuentan la verdad; no cabe duda...La
realidad desvelada en sueños, se pudo practicar
hasta edades avanzadas. De cualquier forma, el
amor no entiende de edades ni barreras. ¿Hay
mejor amor, al de una madre y un hijo? La gente
dice: mejor no, distintos. Al fin y al cabo, todo lo
que place nuestros sentimientos es amor, siempre
que no produzca dolor o desagravio.