En buen provecho desarma,
quien amaña en su silencio,
buena tajada del rancio,
anticuada su vieja arma,
bajo el polvo de la norma
y la gallardía de antaño,
pronto se tuerce de engaño,
solapado en la riqueza,
solo dimana aspereza,
temiendo su desengaño.
Como soldado de estaño,
volátil y quebradizo,
el nuevo que su bien hizo,
muere preso de su empeño,
de rutina año tras año.
Sola queda la materia,
aliada de tanta histeria
y su anzuelo balancea
suavemente en la marea,
para enganche a su miseria.
¡Cambie España su historia!,
por el trabajo y el invento,
y el movimiento en talento,
el arte sea memoria,
el placer de carne: ¡gloria!
¡Vuela en tu viento bandera!,
roja, gualda y ligera,
libre de tanto prefecto,
la razón en su defecto,
en vanguardia de la esfera.
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