LA VOZ
S U P L E M E N T O E S P E C I A L
S Á B A D O 1 6 · 0 7 · 2 0 1 6
DE COSTA A COSTA
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En la playa, en la Sierra,
desde edificios históricos o
en barrios añejos, son
multitud las posibilidades
que encierra la provincia
para poder ver el ocaso
::
C. CHERBUY
CÁDIZ.
«Vemos la luz del atardecer
anaranjada y violeta porque llega de-
masiado cansada de luchar contra el
espacio y el tiempo». Es una frase de
Albert Einstein y es curioso cómo es-
tos dos factores afectan también en
gran medida a las personas. Tanto que
las vacaciones son ese periodo que mo-
difica el espacio y el tiempo, porque
deja de luchar contra él y simplemen-
te se deja llevar para coger aire y lle-
narse de nuevo.
El amanecer y el atardecer son dos
fenómenos que ocurren cada día, pero
pocas veces se aprecian y, desde lue-
go, no tanto como cuando se deja de
luchar contra el espacio y el tiempo. Y
Cádiz cuenta con lugares mágicos en
los que renacer mientras se ve morir
al sol y apagarse lentamente. Un reco-
rrido variado que va desde la playa a la
Sierra, desde los chiringuitos a edifi-
cios y fortificaciones históricas, des-
de barrios con solera a espacios natu-
rales.
Y mezclando todo lo anterior un
poco surge un atardecer peculiar que
no se puede perder si se está en Cádiz;
el de La Caleta. Allí confluye un barrio
con solera, como es el caso de La Viña,
con una playa coqueta, un castillo
como el de San Sebastián y un mar que
cuando huye de la tierra y deja ver sus
entrañas hace que el estrés se quede
en ‘pause’. No es extraño que sea una
de las imágenes más fotografiadas y
reproducidas por diferentes medios,
sobre todo tras el ‘boom’ de las redes
sociales. Una estampa de Cádiz que
casi todo el que la visita conoce.
Pero hay otros lugares en donde el
atardecer resulta majestuoso y emble-
mático. Imagine ver la misma puesta
de sol que conmovió a Julio César y le
hizo soñar con sus victorias. Pues se
puede hacer acudiendo al castillo de
Sancti Petri. Una fortificación que se
encuentra en la desembocadura del
caño que le da nombre y que se en-
cuentra entre Cádiz y Chiclana. Reha-
bilitado y recuperado en 2010, cada ve-
rano ofrece un catálogo de curiosida-
des que van desde las catas a las cenas
con música y con el atardecer precisa-
mente como el gran atractivo.
Si se sigue por San Fernando se ob-
serva un atardecer peculiar que con-
mueve por ser algo diferente de los de-
más. La Casería es un barrio con sabor
añejo y de pescadores que tiene un lo-
cal conocido como El Bartolo que el
mar cuando se llena acorrala. Es uno
de sus atractivos pues pone mesas a
pie de orilla y al fondo deja ver toda la
Bahía de Cádiz. Por ello su atardecer
es tan llamativo, pues suma un barrio
señero con los barquitos atracados y la
panorámica de la Bahía mientras el cie-
lo se colorea de naranja.
La playa de la Barrosa es otra de esas
playas de las que uno no se puede mar-
char hasta que caiga la tarde y ver como
sus aguas tragan al sol. Un espectácu-
lo que hace que sea una hora del día en
la que mejor se está en ese paraíso,
puesto que la Barrosa siempre está en-
tre los puestos más altos a la hora de
evaluar las playas a nivel nacional. Por
tanto, un enclave en el que dejarse
abrazar por ese extraño calor de los úl-
timos rayos del astro rey.
Para no perderse
El Faro de Trafalgar es otro de los lu-
gares imprescindibles que todo viaje-
ro no debe perderse cuando el sol se
pone. Ubicado en los Caños de Meca,
este enclave se encuentra en un ex-
cepcional entorno natural. Desde allí,
se puede capturar una de las mejores
instantáneas de la costa de Cádiz. Ade-
más, otro de los atractivos de esta zona
es que se puede apreciar perfectamen-
te el litoral africano. De esta manera,
el atardecer cobra otro significado ya
que se envuelve en un ambiente so-
cial en el que la vida no se rige por las
manecillas de un reloj y se busca la sin-
tonía con el medio ambiente.
Las dunas de Bolonia junto a la pla-
ya y al conjunto arqueológico de Bae-
lo Claudia es uno de los lugares más
emblemáticos de la provincia. Cuan-
do el sol no pega con fuerza, numero-
so público sube la duna para contem-
plar los últimos rayos del sol sobre el
mar. Las vistas sobre el Estrecho de Gi-
braltar son espectaculares a medida
que cae el sol. Al igual que ocurre en
Tarifa donde la estampa entre tablas
de kitesurf en el agua es inigualable.
La playa de los Alemanes en Zaha-
ra de los Atunes y sus aguas cristalinas
se convierten cada verano en un recla-
mo turístico. La playa se encuentra en
la zona alta de Atlanterra en medio de
un marco natural único. Subir al faro
del Camarinal y contemplar cuando el
sol cae es uno de los momentos más
bellos que se puede disfrutar en esa
playa, y más aún si se acompaña de
música, cóctel y antorchas.
Lo mismo ocurre con Zahora, que
se convierte en una pequeña piscina
en bajamar al desnudar su conjunto de
rocas. Allí hay un conocido estableci-
miento que ofrece como gran atracti-
vo contemplar la puesta de sol. Músi-
ca Chill Out, buen ambiente y unas
impresionantes vistas completan un
cóctel que provoca en el visitante la
sensación de que sólo hace falta dejar-
se llevar para ser feliz.
Otro de los lugares donde capturar
la mágica relación del sol y el mar se
encuentra muy cerca de las playas de
Zahara de los Atunes y de los Caños de
Meca. Montenmedio Arte Contempo-
ráneo (NMAC) es un parque de escul-
turas al aire libre donde se ofrece pa-
sear por el entorno natural hasta dis-
frutar del atardecer más cultural de la
provincia.
Las terrazas de los bares y restauran-
tes de Puerto Sherry se llenan cada atar-
decer de visitantes sorprendidos por
las maravillosas vistas de la Bahía de
Para renacer mientras el sol muere
Cádiz tiene lugaresmágicos desde los que sepueden apreciar los atardeceres
La práctica totalidad del litoral atlántico gaditano puede ver cómo el astro rey
Es una de las imágenes
más buscadas por los
turistas y una fotografía
tradicional: La Caleta tiene
un atardecer especial
No pueden faltar las
puestas de sol en la playa
y hay chiringuitos que
saben cómo ambientar y
aprovechar este fenómeno