1111111111111111111111111111111111n11111111111111111111111111111nm1111111
PROLOGO
-
Una tarde de mayo de
i922,
acampaba una co-
litmna en el Jemis de Beni Aros. La marclia había
sido un poco fatigosa. Aquel valle de los -Siete San–
tos está d.efendido por una sucesión de montañas,
como guardadoras de un sueño milenario. Pero los
designios, los mandatos-que de estas maneras ca–
tegóricas se justifica.n guerras y aventuras-', qu,e
nada quieren saber de sentimientos legendarios, se
adentraron una tarde en el valle, por Bab-es-Sor, la
Puerta de la Montaña. Y a este nombre es suficien–
temente expresivo para que tengamos que insistir en
que es quebrado
y
no fácil de andar el camino da[¡
Jemis de Beni Aros. Por esto la marcha de la
w–
lwmna había sido un po·co fatigosa; el que sepa
cómo el espwitu militar dulcifica las penalid_acf..es en
campaña, tendrá una idea exacta de lo que padece
una· columna en una marcha un poco fatigosa.
En la guerra, donde
lo
más necesario llega a ser
innecesario, y apenas se come, y apenas se duerme,
y apenas se vive, a veces surgen apetencip,s capri–
chosas,
y
el
homb.reque pasa sin nada se obsesiona