PERSECUCIÓN
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chopos. Ya no los quería para mi plato, sino sentir
sus deliciosas melodías acompañadas por el
murmullo de las aguas...Tantas eran las ganas de
vivir que no me acordaba de la señora de negro; ya
no me perseguía la muerte. La opresión en el
pecho fue desapareciendo. Por precaución, visité
al doctor...El corazón lo tenía sano;
probablemente sería un problema de tipo
nervioso, advirtió el médico.
Los años fueron pasando… He alcanzado los 60.
Sigo con ganas de vivir, disfrutar de los placeres de
esta hermosa vida: hacer el amor, beber alcohol,
buena comida, componer poemas, y no he tenido
problemas de salud importantes.
He comprendido que hay que vivir cada instante
con intensidad. No acordarme de la
muerte...Algún día llegará, tal vez sin avisar. La
muerte siempre nos persigue. Hay que tratar de
darle esquinazo.
POEMA
Dos huevos y una pechuga,
me daba madre en la cena,
para mi tajada buena,
para aquel que más madruga,
pata, cabeza y verruga,
cada cual tiene su suerte,
a veces presagia muerte,
como gallo mata gana,
cuando en maldita mañana,
tuve sorpresa tan fuerte.
De negro viste una dama,
persiguiendo vida llana;
campo... canto que me sana,
entre las zarzas me llama...
Jilguero de rama en rama;
le haré un altar en los chopos,
para brindarle piropos;
le daré amapolas rojas,
si voy en viento que mece hojas,
si soy tierra de los topos.
Caniles a Tumbapavos,
senda de la nueva vida,
aquí mi tierra querida,
sin majestades ni esclavos,
sin atadura a los clavos,