PERSECUCIÓN
132
cara cambió al instante; se le puso blanca como el
papel de fumar. De repente, comenzó a entrar en
escalofríos, y sin mediar palabra, tuvo que
devolver el niño a su legítima madre. En tanto,
"Carmela" volvía de cambiar las migas; pero al ver
a mi padre en tal situación, disimuladamente
despidió a la señora con su hijo, al parecer más
tranquilo.
Pasaron los días...el niño fue mejorando
paulatinamente. El encuentro había sido eficaz.
Hoy conozco aquel niño del pasado, hecho un
gran hombre, pasados los 60 años de edad, bebe
cerveza, vino el que le echen, gin tonic, fuma, y no
tiene ganas de morirse; aunque la historia no acaba
aquí.
El señor "Pérez", tuvo una terrible pesadilla, en la
noche siguiente. Al parecer, se le presentó una
señora vestida de negro, anunciándole que moriría
el cuarto hijo en nacimiento, y ése era yo. En
principio, este secreto solo lo conocía mi
madre...Noté que guardaba un trato especial con
mi persona, diferente a la de mis hermanos. Me
compraba yogurt, chocolate Virgen de la Cabeza
(mi favorito con almendras), y cuando cocinaba
pollo, hacia un privilegiado reparto, poniendo en
mi plato la pechuga y el resto, como patas, cabeza
y culo, a mis hermanos; estos se sentían
discriminados, mostrando desagravio conmigo…
¡Este niño es un consentido! ¡Que se vaya a trabajar como
nosotros!
A veces me pegaban si llegaba tarde.
Tanto se deterioró la situación que mi hermana
mayor "Loli", habló con nuestra madre, para
trasladar el malestar de mis hermanos. Allí conocí
la terrible verdad… Estaba detrás de la puerta, y
escuché que la muerte andaba tras de mí.
Cada día que pasaba, notaba mayor opresión en el
pecho… ¿Habré enfermado del corazón? Las
noches se me hacían interminables. La señora de
negro me perseguía; pero a la misma vez, sentía
una ilusión desmesurada por la vida. Antes era un
niño travieso. Siempre estaba matando moscas,
pisaba lombrices, cucarachas, ponía cepos a los
pajaritos...Repentinamente
cambié
de
carácter...Recuerdo que todos los días recorría el
camino de Caniles (fábrica de orujo donde vivía) a
Tumbapavos (cortijada a unos 2 km. de distancia).
Creo, allí comenzó la vocación de poeta. Me
extasiaba con el rojo de las amapolas, sentía el
abrigo del sol, en las tibias tardes de primavera,
pasaba horas sentado a la vera del río Torres,
mirando juguetear los jilgueros entre zarzas y