Apatía sensual
De tanto buscar hastiada,
la puerta del destino,
andar y andar el camino
a Marbella embrujada
y ver que no hay nada;
nada que alimente el alma,
solo la mar en calma,
bajo blancas gaviotas
y en la arena un par de idiotas
y el aguilucho se empalma.
Vuelan halcones de fuego,
arrogantes y traviesos,
llevan y traen los besos,
los amores su riego
y al picor sosiego;
cual si preciado consuelo,
ahíto queda el mancebo,
vaivén presto y fogoso,
que deja el nido jugoso,
y el pájaro en el cielo.
Pan , vino y sopa,
un pitillo en la boca,
ríe una cabra loca,
navegando viento en popa,
noche, pasión y copa,
te moruno, mojete,
chirigotas, colorete,
una alondra frustrada,
cabizbaja y follada,
naranjada y sorbete.
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