El ocaso de la nobleza
donó montura de cuero,
espuelas de plata,
aunque de fina corbata,
no era el mismo caballero
de galopar medievo,
cruzando verdes valles
y pedregosas calles
que las damas saludaban
y a su paso regalaban,
sensuales detalles.
Tienen carrozas brillantes,
señoriales cortijos,
herencia a los hijos,
grandeza de currantes,
torpeza de galantes,
mamaron la pobreza
y vieron la gentileza
del niño preferido,
casamentero y escogido
a la infinita nobleza.
Galán de mesura exquisita,
arrogancia y frescura,
olvidó la herradura
de su gracia bendita,
de los vasallos maldita,
que tomaron ventaja
e hilaron mortaja,
enterrando dulces sueños
de mayorales y dueños,
y así el hombre de paja.
75