talleres de cocina, “fue como nuestro pequeño
laboratorio, vimos todo el viaje, de la plantación
a la cocina”. Es increíble pero hay pocas escuelas
rurales que tienen huerta y es un recurso didáctico
formidable”, reflexiona la directora.
Desde las familias, también se desataca el
aprendizaje que supone el proyecto, pero desde la
óptica de la vivencia de este proceso en las nuevas
generaciones, “les enseña a valorar la comida, a
trabajar para tener un fruto. También les mostramos
que querer es poder, planeamos un huerta entre
todos y lo hicimos”, señala Rodríguez orgullosa con
los resultados de esta labor.
este proyecto en la alimentación de los escolares de
Queguayar.
LA HUERTA COMO
RECURSO DIDÁCTICO
Desde la planificación, la huerta significó una
herramienta de aprendizaje para las maestras de
esta escuela. “Por medio de este proyecto llegamos
a la interdisciplinariedad, que significa que a través
de él atendés a todas las áreas del conocimiento”,
explica Constanzo.
Luego de extraer las primeras hortalizas dictaron
PAYSANDÚ
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