«Yo era el más pequeño de
mis primos y ellos me iban
descubriendo lomejor de la
fiesta. Me encantaban la
Cabalgata y los fuegos»
CÁDIZ.
Ilusión, nervios, alegría… por
fin llegaba el Carnaval. Desde semanas
antes de que comenzara, todo era espe-
cial. Recuerdo las tardes en la casa de
mi abuela haciéndome las pruebas del
disfraz. El cariño y la dedicación para
que, ya fuera de piconero, de soldadito
francés o de tuno, disfrutara y lo pasa-
ra en grande.
Aquellos años, en casa, seguíamos el
concurso por la radio. Alguna vez, in-
cluso fuimos a ver sesiones en directo
en el TeatroAndalucía. Para mí todo era
grandioso. Abría muy bien los ojos para
que no se me escapara ningún detalle.
Estaba fascinado.
Recuerdo también muy bien las ri-
sas y los juegos en el patio del Villa de
Brest y del Tierno Galván, donde estu-
dié cuando era pequeño. Las fiestas de
disfraces eran fantásticas. Todos acu-
díamos ese día con nuestro mejor tipo
y disfrutábamos de una jornada que se
convertía en todo un acontecimiento.
Me sentía especialmente afortunado,
porque en las empresas donde trabaja-
ban mis padres también se organiza-
ban, así que cada año repetía experien-
cia. Tengo en la memoria lomucho que
me divertía en la de Tabacalera, con los
hijos de las compañeras de mi madre.
Cuando llegaba el Carnaval, la pri-
mera mirada era al cielo. Imprescindi-
ble que no lloviera. Esperaba estas se-
manas con tantas ansias que no quería
que nada lo estropeara. Por eso recuer-
do especialmente esos días con el sol
fuera haciendo el camino desde casa
hasta el centro conmis padres, mis tíos
y mis primos.
Una vez que nos adentrábamos en
las calles del Casco Histórico, comprá-
bamos los papelillos y las serpentinas.
Me viene a la memoria
cómo su olor lo inun-
daba todo y cuánto nos
divertíamos esparcién-
dolos sin ton ni son.
La Viña, Los Callejo-
nes, Candelaria, el Men-
tidero, la Plaza España,
las Puertas de Tierra, fué-
semos donde fuésemos Cádiz estaba
preciosa. Los exornos de la época, las
luces, los adornos, me dejaban con la
boca abierta. Recuerdo nuestras rutas
por las peñas Nuestra Andalucía, An-
dújar, Paco Alba. También el pescaíto
frito, las tortillitas de camarones, la ber-
za… Lo cierto es que desde pequeñito
me gustó el buen comer.
Me encantaban la cabalgata y los fue-
gos artificiales de las Puertas de Tierra.
También el domingo de piña-
tas en San Juan de Dios. Yo
era el más pequeño de mis
primos y ellos me iban des-
cubriendo lomejor del Car-
naval.
El ambiente en la calle
era espectacular. Lo vivía-
mos como una fiesta familiar,
en la que las coplas eran protagonis-
tas y en cada plaza, en cada calle, en
cada peña, sentíamos la fiesta en su
esencia. Grandes recuerdos de los años
en los que el Carnaval era ilusión y fe-
licidad, unos sentimientos de los que
ahora disfruto viendo a mis hijos diver-
tirse tanto como lo hice yo.
Fran González, ataviado con su tipo de tuno.
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LA VOZ
«El Carnaval trasmite felicidad»
«El ambiente en las calles
era espectacular. En cada
plaza sentíamos la fiesta
en su esencia»
«Recuerdo las tardes
en casa de mi abuela
haciéndome las
pruebas del disfraz»
Nombre.
Fran González
Edad.
35 años
Lugar de nacimiento.
Cádiz
Profesión.
Diputado provincial de
Función Pública y Vivienda y porta-
voz socialista en el Ayuntamiento de
Cádiz
Lo que más le gusta del Carnaval.
El ambiente en las calles y las peñas,
escuchando a las agrupaciones
Lo que menos le gusta del Carna-
val.
La tendenciade losúltimos años en
losque, determinadosdías, seconvierte
enunbotellón, perdiendotoda suesencia
DE CERCA
Disfrazado de soldadito.
::
LA VOZ
En la actualidad.
::
LA VOZ
Fran González
S U P L E M E N T O E S P E C I A L
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ESPECIAL CARNAVAL
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