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JUAN LUIS MÁRMOL
MORÓN DE LA FRONTERA
Ha tardado en llegar, pero parece que
el frío se ha instalado. Con él llega toda
una suerte de pequeños rituales que
van en consonancia con la llegada del
invierno, pero hay uno que marca la
llegada oficiosa de ese pequeño otoño
que precede al frío del invierno: el pues-
to de castañas.
En Morón de la Frontera esta ima-
gen se viene repitiendo desde hace casi
cincuenta años. Cuarenta y tres años,
concretamente son los que Jesús Li-
neros lleva regentando un humilde
puesto ambulante de castañas. Ya sea
delante de los Jardines de la Carrera o
en el Parque de los Palomitos, el humo
de la chimenea donde este moronen-
se asa las castañas es la señal inequí-
voca de que el invierno ha llegado.
Trabajador sacrificado
Es domingo por la noche. Hoy el pues-
to se encuentra en los Palomitos. El
sábado estuvo en Olvera. El día ante-
rior en la Carrera, donde probablemen-
te se encuentre esta noche. Todos los
días desde mediados de octubre has-
ta finales de enero, cada año, desde
hace casi medio siglo.
«¡Vamos a las ricas castañas! ¡Que
ya ha llegado el frío y es lo que pega!»,
grita Jesús para reclamar clientes, aun-
que no parece demasiado necesario.
El goteo de clientes es constante. De-
safían momentáneamente al frío a la
espera de las ricas castañas mientras
Lineros alaba la calidad de las mismas.
Mientras se asan, algunos aprovechan
para preguntar por cosas mundanas
o las familias. Es la naturalidad que se
gana con casi medio siglo de trabajo a
unas espaldas muy machacadas por
el trabajo constante. «Con dieciséis
años me fui de casa y empecé a traba-
jar de todo», afirma Jesús entre varias
tandas de castañas, «desde albañil a
la recolección de tomates, aceitunas...
lo que sea para poder sacar a mi fami-
lia adelante».
Por supuesto, una de las grandes
actividades es la que realiza en estos
meses, cada año, sin faltar a la cita.
Aguantando las pedradas que la vida
pueda lanzar, y más en esta época del
año. Porque es el frío el mejor aliado
del negocio de las castañas, ya que
«cuando hace calor no apetece comer
castañas», reconoce, «y en estos últi-
mos días la cosa ha estado muy mal».
Pero también es cierto que es un ne-
gocio muy duro por las condiciones
que más le benefician. «Yo tengo ya se-
senta y cinco años, y el cuerpo ya no
es lo que era». La edad y una larga vida
de trabajo ha terminado por influir en
la energía de este castañero, pero él
continúa con la misma energía que te-
nía cuando empezó, «con el alcalde
Leopoldo de la Maza, que fue el prime-
ro que me dio permiso para estable-
cerme, en el año 1973», recuerda.
Sin relevo
Mucho tiempo ha pasado desde enton-
ces. Morón ha visto muchos cambios
en todos los sentidos, pero algo ha es-
tado siempre perenne: el humo de las
castañas. A Jesús Lineros es algo que
le parece muy buena señal e insiste en
que, mientras le aguante el cuerpo, él
seguirá repartiendo castañas para los
habitantes de la localidad (y de Olve-
ra) por varios años más. Pero es ine-
vitable pensar en el futuro. Jesús cam-
bia entre el optimismo moderado y el
pesimismo cuando se le pregunta so-
bre su relevo.
«Si yo dejo esto, no creo que nadie
siga», reconoce, aunque admite que
«quizás uno de mis hijos es haga car-
go». En cualquier caso, aunque el fu-
turo es incierto, Lineros espera que
este oficio no se pierda nunca. «Son
cosas tradicionales que tienen que se-
guir, porque sería una pena que cuan-
do yo me vaya ya no se vendan más
castañas en Morón».
No obstante, a pesar de que es algo
con un halo romántico, vender casta-
ñas durante tres o cuatromeses al año
es un trabajo muy duro. Por supues-
to, no le da a Jesús y a su mujer para
vivir, aunque él está más que acostum-
brado a buscarse la vida. «Cuando ter-
mino aquí me voy al campo o a cual-
quier cosa que me mantenga, porque
a mi edad, si no estás entretenido, la
vida se pasa muy mal», contesta con
una sonrisa.
La misma que llevan sus clientes
cuando se llevan, un año más, sus cas-
tañas.
Jesús Lineros, casi cinco décadas
con su puesto de castañas
∑
El humo de su
tenderente marca el
inicio del invierno en
la Campiña
MORÓN DE LA FRONTERA
J. L. MÁRMOL
Jesús Lineros atiende a varios clientes en su puesto de Morón de la Frontera
Hasta que el cuerpo diga
Aunque es un oficio duro,
Jesús Lineros afirma que
seguirá vendiendo
castañas mientras pueda
moron-marchena@abcdesevilla.esConmotivo del Día Internacional de
la Mujer, el Ayuntamiento de Arahal
pone enmarcha el XXI Certamen Li-
terario «Ciudad de Arahal». Este con-
curso literario tiene tres modalida-
des: narrativa, poesía y cuento in-
fantil. El plazo de presentación de
las obras finaliza el próximo diez de
diciembre, en la Delegación de Igual-
dad «Centro Juan Muñoz y Peralta».
La temática será mujeres e igualdad.
Se abre el plazo para el
XXI Certamen Literario
Campiña de Morón y Marchena
Los premios por el fomento de la lec-
tura de la XVII Campaña de Anima-
ción a la Lectura «María Moliner»
han incluido a la biblioteca munici-
pal de La Puebla de Cazalla entre los
premiados de este año, siendo una
de las más de seiscientas que se han
presentado a esta convocatoria del
Ministerio de Educación, Cultura y
Deporte. La localidad morisca reci-
bió una mención especial, además.
La Puebla figura entre
los «María Moliner»
ARAHAL
LA PUEBLA DE CAZALLA
ABC
MARTES, 8 DE NOVIEMBRE DE 2016
ABC DE LA PROVINCIA
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abcdesevilla.es/provincia