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REPORTAJE

Tapear sin parar

T

odos los que crecimos con ropa de marca

falsa o de mercadillo calé tardamos en ente-

rarnos. Pero al fin supimos que ‘pret à porter’

significa «listo para llevar», «preparado para

poner», así sin entretenerse, sin parar. Aun-

que la expresión recuerda más a revistas de

moda, puede aplicarse al condumio, a la man-

duca, al papeo.

Los gaditanos, los andaluces, los mediterrá-

neos o los europeos del sur, somos más

dados a la comida interminable, al almuerzo

con aperitivo, prólogo, presentación, nudo,

desenlace, sobremesa y copa sin prisa. Así

disfrutamos mucho, muchos, para qué

engañarnos.

Pero a veces no hay tiempo o no hay perras o

ganas, o prefieres seguir camino para disfrutar

de algún otro placer (un museo, un paisaje, un

baño, un beso, el simple paseo). Con estas

delicias, puedes picar sin sentarte ni detenerte,

como un turista en tu propia ciudad (se disfru-

ta mucho con esos ojos) o porque lo eres. En el

mundo anglosajón, a estas cosas le llaman

‘street food’, pero sin furgoneta, o ‘take away’.

Aquí le llamaremos comer por la calle o ‘veti-

rando’, o como quiera cada cual. Lo importante

es disfrutar.

Sea por placer o necesidad, aquí van algunos

bocados para disfrutar sin parar, sin detenerse,

mientras caminas, con una mano, así olvidas

un rato el móvil.

La capital ofrece varios puntos para comer un bocado por

la calle, sin detenerte, bien sea por prisas o por placer

Carmen Ibáñez

Empanadas de la Catedral

El que no ha comido una empanada del gallego

de la Catedral (apodo injustificado por cierto:

es gaditano e hijo de cántabros) es como si no

hubiera estado en Cádiz. Como si no hubiera

vivido, ¿para qué ha venido a esta tierra, a este

valle de lágrimas si no se consuela con ese

sublime relleno sofrito cubierto de pan sagra-

do? Las mejores de la ciudad, la provincia y,

por no exagerar, de la galaxia. La fastuosa obra

de un antiguo talento matriarcal casi anónimo

y, este sí, gallego. Distintos tamaños y forma-

tos pero, como para comer por la calle con una

servilleta, una de las charinis (nombre home-

naje a la autora celta) pequeñas o medias (con

hojaldre supremo en vez de masa) servirá. Lue-

go caminas unos milímetros sobre el suelo.

Esta pastelería, Casa Hidalgo, está justo frente

a la Catedral.

Hojaldre de Casa Hidalgo

Sí, otra vez, ¿qué pasa? Ya sé que es el mismo

establecimiento. La lista la hago yo. Si se trata

de dulce, gran opción. Sin chocolate. Sin yema.

Sin pamplinas, sin nada. Puro hojaldre. Uno de

los mejores pasteleros de Andalucía, un fran-

cés formado en la Escuela del Ritz de París,

dijo una vez que era el mejor que había proba-

do jamás. Y habrá probado. Máximo, superlati-

vo, pluscuamperfecto, ligero como una pluma,

crujiente como el mejor encaje, musical en la