Cumplido y substituirlo con otro; pero el que
esto escribe se permite llamar su atención,
haciéndoles ver en primer lugar, que el hecho
de cambiar de dependientes frecuentemente
es perjudicial al negocio de cantina, toda vez
que esta, no es una necesidad, ni un expendio
de artículos indispensables en donde cual
quier dependiente, aunque no cuente con sim
patías, puede encargarse del despacho; y en
segundo lugar, que es más fácil lograr que
un cantinero reúna las condiciones necesa
rias enseñándoselas y tratándolo bien, que
conseguirlo ya con ellas adquiridas; pues
natural es que el que trabaja á conciencia en
una casa donde se le guardan toda clase de
consideraciones, no tendrá deseos de separar
se, ni á sus patrones les convendrá despe
dirlo.
El párrafo anterior, es no solamente apli
cable al cantinero, sino en general y se
gún los casos, á todos los sirvientes de un<a
cantina; en resumen, se contrae á repartir
equitativa y discrecionalmente las horas de
trabajo á cada uno, y retribuírselas confor
me á sus aptitudes; explicándoles minuciosa
mente desde el momento en que principian á
trabajar, cuáles son sus obligaciones, para
exigirles también con tino y prudencia, el
cumplimiento de sus deberes.
EL eaiMTINER©.
Su persona, sus obligaciones,
sus costumbres, etc.
Varios tratados especialistas en el ramo de
cantinas, que han sido hojeados y leídos por
el autor de este libro, aconsejan el modo de
preparar bebidas compuestas; pero lo expo
nen de tal manera, que sería imposible para
los encargados de prepararlas, dosificar mo-
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