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cias acumuladas en la cancha. Pero todo eso era algo que yo ya había
vivido. Demandaba nuevas perspectivas vitales. Sabía que podía seguir
jugando más años y que podía continuar ganando dinero, pero no me
hacía feliz. Sentía que había cumplido una etapa y, además, el ingreso
en la otra vida me imponía respeto y temor. No veía mi vida formada
como la de las personas de mi edad, que con 29 años llevaban ya cuatro
o cinco trabajando en otras industrias. Comencé a sopesar que cuanto
más prolongara la duración de mi carrera deportiva, más hándicaps iba
a encontrar para integrarme a su conclusión. A la vez, no quería hipo-
tecar mi vida al baloncesto para siempre. No sé qué deparará el futuro,
pero en ese momento tenía claro que no quería ser asistente, entrena-
dor o directivo de baloncesto; quería alejarme de las canchas. Ya cono-
cía esa vida y quería probar otras cosas.
carlos hernández:
Terminas la licenciatura, estudias dos máster, te es-
pecializas en Derecho Laboral y te conviertes en abogado para Cua-
trecasas. ¿Cómo fue el cambio? ¿Cómo fue la reintegración?
José lasa:
Fue difícil. Recuerdo una entrevista de acceso a un máster del
Instituto de Empresa. Yo siempre he tenido cara de niño, y eso hizo que
mi interlocutor se permitiera la licencia de decir, creyéndome ajeno al
problema, que el principal obstáculo que encontraban los demandantes
era la edad: me dijo que tener 30 años era un impedimento de altura
para integrarse en el mercado laboral. Esa era precisamente la edad que
yo tenía. Y era cierto, pero no me asustaba reconocer que el camino de
la vida está lleno de obstáculos. A pesar de las miradas que parecían
decirme “ya no es posible modificar tu vida y reinventarte”, aquel era
mi deseo y trabaje para conseguirlo. Estudié duro en los últimos años
de carrera y en el máster. Al final surgió la oportunidad de Cuatrecasas,
donde tuve la suerte de colaborar con un grupo de gente muy bueno.
Trabajé en Derecho Laboral y Deportivo. Verdaderamente, creo que fui
afortunado a la hora de saber aprovechar ese
timing.
Tras ello, algunos
compañeros de Cuatrecasas montamos un despacho, Laffer, en cuyo
proyecto he trabajado los últimos seis o siete años.
Fomentar la creación estética y la educación física
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