La vida misma 1ª
Por qué acelerar la mente,
a la urgencia venturosa,
en la costumbre viciosa,
del esplendor dirigente.
Creció y atenuó la fuente,
por dilapidar el caudal
en señorío impersonal,
del que señor en la ruina,
repele la fe genuina,
y prefiere ser material.
Cuando la voz matinal,
radia verdad cristalina,
teniéndose por divina,
cortando a menudo el serial,
para inducir al espiral
que entorpece la salida:
¡Aférrate siempre vida
a la pulcritud de esfinge,
y para confundir finge,
y el agresor se divida!.
Rompió la perdiz en huida,
avezada en su fiel canto,
por la acrimonia de espanto
que se elige divertida,
del que tiene su partida,
partiéndose la esperanza
al defender la alabanza,
que tanto hila y enriquece,
y tanto hiere y ensombrece,
cuando el ánimo es matanza.
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