De la mujer al hombre
Cuando nuestro animal regenera,
enturbiando y vaciando la mente
y la pasión el placer requiera,
por el celo de un cuerpo caliente,
penetrando en boca compañera,
al cimbrear la lengua saliente,
intensa sensación pasajera,
descarga el líquido proveniente;
se aviva la sonrisa que espera,
incitando la carne que siente
y el pudor en voluntad severa,
resbala en muro indiferente.
cede en su viento la caballera,
aflojando el pene pretendiente,
de firmeza y entrega verdadera,
en dulce desnudez complaciente.
Entre labios rojos se supera,
la pequeñez en sobresaliente,
ávido el contacto que tolera,
por viscosa fricción coherente,
100