Por alterados agobios,
amengua e insatisface,
la sensualidad que place.
¡Deleitad, cautos los novios!,
la dulce miel en los labios,
lejos siempre de la guerra,
de la arrogancia que encierra,
que hiere por fanatismos,
de patrios nacionalismos,
vertiendo sangre en la Tierra
Por las heridas entrañas,
se vulneran las grandezas,
a veces de sutilezas,
a veces tantas Españas,
acogen tantas calañas,
se apoderan de bondades
y esparcen calamidades,
usurpadoras de estancias,
siempre injustas abundancias,
por la ausencia de verdades.
¡Crisis!... faz de vanidades,
voz dolida el que predica,
que en rico logro practica,
se sostiene en calidades,
mientras mueren sociedades.
Miedo a la crisis del alma,
ni se cura ni se calma,
anclada en la fe: desgasta,
por el vigor que malgasta,
cuando la ansiedad empalma.
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