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11 de abril de 2016
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cultura andaluza. Ambos son dos vinos
únicos, especiales, como pocos hay en
el mundo. Elaborados para ser degus-
tados en compañía, en copa grande y
bien fríos, se prestan al maridaje con
numerosos platos gracias a su suave
sabor. «El disfrute de los Vinos de Je-
rez está en la mesa», asegura Beltrán
Domecq, quien quiere resaltar esta
unión entre el vino y la gastronomía:
«Debemos darle a los vinos de Jerez
el sitio que merecen en la mesa, acom-
pañados de platos que demuestren
su versatilidad para hacer armonías y
maridajes».
Peculiaridades del fino y la manzanilla
Pero, ¿cómo se consigue elaborar es-
tos vinos tan especiales? Tanto el fino
como la manzanilla son vinos blancos
y secos que se elaboran con la uva pa-
lomino, la uva blanca originaria de esta
zona de Cádiz. Son vinos de crianza
biológica. Durante varios años perma-
necen en botas de madera de roble
americano. En estas botas aparece una
capa de levadura que se forma durante
la fermentación y que es conocida co-
mo «velo de flor». Esta capa protegerá
al vino de su oxidación y de ahí que,
tanto el fino como la manzanilla, luzcan
ese color pálido tan característico. Su
envejecimiento se realiza siguiendo el
sistema de criaderas y soleras. Todos
los Vinos de Jerez tienen un periodo de
envejecimiento de, mínimo, dos años,
aunque la mayoría supera con creces
este tiempo.
La diferencia entre la manzanilla y
el fino es que la primera solamente se
elabora en Sanlúcar de Barrameda. Las
condiciones climatológicas más suaves
que las del resto de zonas del Marco
Ambos son
vinos únicos
que juegan un papel
fundamental en la cultura
y tradiciones andaluzas
El fino y la manzanilla
son vinos de crianza
biológica que se elaboran
con
uva palomino
Una característica
distintiva es el
velo de
flor
que los protege
durante su fermentación
JUAN FLORES