111m11111111111l111111m11111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111
" H1 :1 'l, IAHh> MOl)I
HNO"
PROLOGO
<iDENOTA un fino sentido del humor esta ocurren·
cia de mi amigo Julio Castro, al pedirme las líneas
porticales de su libro. Entre todos sus amigos
y
ad·
miradores, muchos hay que van al mostrador donde
él mixtura sus alquimias, a buscar en el fondo de la
cocktelera, energía para la pluma, inspiración para la
mental tarea, renovado ánimo para los trabajos for·
zados del intelecto. Muchos y buenos escritores se ha·
cen lenguas de la habilidad, el buen gusto y la fe·
cunda inventiva con que Castro sirve su paladar y les
estimula las fuerzas. Entre todos ellos, muchos se pres·
tarían gustosos a trazar estas líneás, las cuales, por el
fervor que el aficionado pone siempre al servicio de su
afición, tanto como por el conocimiento directo que
tiene de las dificultades y secretos de la cocktelería, re·
sulta rían un himno al oficio y una documentada apolo·
gía de este su ilustre representante.
Pues bien: Castro me elige a mí, que soy casi
abstemio o por lo menos un bebedor retardado
y
con
una inferioridad de conocimientos sobre la materia,
que verdaderamente me sonroja. Recuerdo la cara de
asombro, seguida de un desdeñoso fruncimiento de
lnbios, con que me miró un célebre colega madrileño
del amigo Castro, cuando después de estar preparán–
dome meticulosamente un cocktail de " viajero emi–
nente " , un brebaje de exquisita y muy repensada
factura, durante un buen rato, yo me lo bebí de un
trago sin enterarme a punto fijo de lo que ingería
para seguir inmediatamente la apasionada discusión
política que sontenía con unos compañeros al borde
dol mostrador.
Esta elección con que Castro me honra, signifi·
curía casi una venganza si yo fuese un seco ", un
1111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111k11111111111111111111111